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El tráfico ilegal de material radiactivo en Europa se quintuplicó en 1992, según la OIEA

El tráfico ilegal de material radiactivo en Europa se quintuplicó el año pasado, según el Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA), con sede en Viena. Aunque David Kyd, portavoz del OIEA, asegura que las bandas de contrabandistas "no trafican con material apto para fabricar armas nucleares", esta nueva ola de delincuencia internacional va convertirse en una seria amenaza para la salud pública de los países afectados. Sólo en Alemania se registraron 100 delitos de este tipo en 1992. "Si aumenta la cantidad de contrabando, crece la posibilidad de riesgos", dice Kyd.

Una de las últimas incautaciones de este tipo de material se produjo la semana pasada en un puesto fronterizo entre Francia y Suiza, cuando los aduaneros franceses decomisaron cuatro kilos de cesio 133 con posible origen en Lituanía. El cesio fue hallado en el maletero de un automóvil, matriculado en Alemania, en el que viajaban dos polacos y un alemán.Los tres hombres, que deberán comparecer ante la justicia francesa, declararon que el cesio estaba destinado a una empresa alemana y que actuaban "la petición de un lituano que les había encargado buscar eventuales clientes en Europa occidental".

Los materiales radiactivos robados -normalmente cesio 137, uranio natural, uranio no enriquecido y fuentes de cobalto sin uso militar- proceden generalmente de países de Europa del Este y son vendidos en Alemania, Suiza, Austria e Italia. El portavoz de la OEIA sostiene que aún no se trata de

maflas internacionales sino más bien de "delincuentes de poca monta", que muchas veces ignoran la peligrosidad e la mercancía.

Alrededor de un 40% de los productos que se venden como radiactivos, afirma Kyd, es sólo chatarra pintada con laca roja y el triángulo amarillo y negro que advierte que es material atómico.

Una oferta peligrosa

El ex viceministro de Cultura polaco Kazimierz Clapka demostró, sin embargo, que los beneficios que proporciona el contrabando de material radiactivo son una tentación irresistible no sólo para un pandilla de chorizos. Clapka ofreció hace una semana a dos periodistas alemanes, que llevaban una cámara fotográfica oculta, en el hotel Marriot de Varsovia, 30 kilos de uranio 235, 10 kilos de uranio 238 y seis kilos de plutonio.

Según David Kyd, "no se han descubierto en el mercado negro cantidades significativas de uranio enriquecido o plutonio", aptos para la fabricación de armas nucleares. Para fabricar una bomba atómica se necesitan ocho kilos de plutonio o 25 kilos de uranio altamente enriquecido.

Este contrabando se ha cobrado sus primeras víctimas entre los propios traficantes, que transportan y manipulan la mercancía sin la menor protección. Éste ha sido el caso del polaco Krysztof Adamski, de 34 años, que agoniza en un hospital de Francfort debido a las quemaduras profundas que sufre en el pecho y que fueron causadas por 200 gramos de cesio 137, que llevaba envuelto en un plástico en el bolsillo de su camisa. Adamski, procedente de Lituania, pretendió colocar su mercancía en Alemania el pasado octubre.

Por su parte, en Lituania, la policía busca en el río Nevezis desde hace tiempo 10 kilos de uranio, robados a una central atómica rusa y arrojados al agua por un traficante que huyó de la policía.

Los países de origen de este tráfico han sido hasta ahora incapaces de controlar la fuga de estos materiales. De los países occidentales de destino, sólo Suiza y Alemania han iniciado un programa de detección de radiación en las fronteras, terminales aéreas y estaciones de ferrocarriles y autobuses. Las policías de Alemania y Austria, que han formado unidades especiales para luchar contra este tipo de delito, temen además que la posesión privada de material radiactivo pueda ser utilizada para hacer chantaje político, como puede ser la amenaza de contaminar el medio ambiente.

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