_
_
_
_

"España súper, España bonita"

354 refugiados bosnios comienzan su nueva vida en un cámping de La Manga

Tiene un balón casi tan grande como ella, al que abraza con pasión a la puerta de la tienda de campaña que se ha convertido en su nuevo hogar. El padre de Sageta, Medic Hasan, de 33 años, es un ex prisionero del campo de concentración serbio de Manjaca. Ahora, en el cámping de La Manga del Mar Menor donde el Gobierno español les ha establecido, mira a su mujer, a sus cinco hijos y a su madre y le parece mentira el poder verlos, el sentir que está vivo, que el sol brilla y que un mundo nuevo le abre sus puertas lejos del horror de Bosnia-Herzegovina.

Más información
Las abuelas no olvidan

Hace una semana, a bordo del buque de la Armada Aragón, llegaron a España 388 refugiados bosnios. En el grupo se encontraban 34 familiares de los primeros ex prisioneros de guerra que acogió el Gobierno espanol hace ya dos meses. Los restantes 354 bosnios han sido instalados en el campamento Caravaning, donde también residen de forma permanente unas 150 familias españolas y extranjeras."Hola, hola", dice un niño a través del transmisor con el que se comunica con su amigo de la tienda de enfrente. La tripulación del Aragón, después de cuatro días de navegación y de jugar en el barco los primeros partidos de fútbol España-Bosnia, hizo una colecta entre ellos. Con las más de 500.000 pesetas recogidas se compraron juguetes para los 98 pasajeros menores de nueve años, y otras cosillas para los 66 comprendidos entre los 10 y los 19 años.

"La verdad es que nosotros pensábamos traer más ex prisioneros y menos niños, pero nos encontramos con muchos mas ninos, debido a que las familias son muy numerosas- y, a que algunos de los ex prisioneros que se encontraban en la lista que habíamos elaborado con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados [ACNUR] no quisieron venir porque no sabían nada de sus familias", afirma Gloria Bodelón, directora de la Oficina de Asilo y Refugio.

A pesar del apoyo que les prestan sus compatriotas, los 33 hombres que han llegado -solo no pueden esquivar su dolor. "No pueden dormir y, aunque no les gusta mostrarse débiles ante las mujeres, me han pedido tranquilizantes", señala Mónica, una de las intérpretes. Sin embargo, se ha decidido que, de momento, no tengan tratamiento psiquiátrico hasta que lo requieran personalmente.

Protección Civil ha montado 72 tiendas en el cámping. Quienes no tienen familia y las familias pequeñas han preferido compartir una. Las tiendas, de material ignífugo, son como casitas, dotadas de luz, calefacción, amuebladas con armarios, camas, sillas y mesa y divididas en cuatro compartimentos que hacen las veces de habitaciones y salita.

En esta mañana soleada, las mujeres, la mayoría de- ellas amas de casa en su tierra natal, barren su tienda, lavan la ropa en los lavaderos o la tienden en cuerdas que ya han instalado entre los arbustos de los setos y que delimitan las parcelas, en cada una de las cuales hay una tienda. Estos setos permiten una cierta privacidad.

Diccionario en mano

Los responsables de Protección Civil decidieron dejarles esta semana libre de actividades para permitirles familiarizarse con el medio, pero ya tienen todo un programa montado para que los mayores comiencen a estudiar el castellano y la cultura española y los pequeños, a prepararse para su escolarización. Sin embargo, ya hay un grupo de hombres que, diccionario en mano, hacen sus primeros pinitos con el idioma, y los niños aprenden con mayor rapidez lo que sus padres estudian. También hay un grupo de monitores con los que practicar distintos deportes, la actividad preferida por todos los refugiados.Julio Lorente, jefe de Protección Civil de la Delegación del Gobierno en Murcia, señala que ya se han puesto en contacto con la Federación de Municipios para estudiar las ofertas de quienes se han manifestado dispuestos a acoger a una familia bosnia. Añade que son tantos los ofrecimientos de acogida como de ayuda, e incluso de empresas para darles trabajo, que se ha tenido que destinar a una persona específica para estudiarlos y asegurarse de que se aceptará lo que suponga una mejor inserción de la familia en España.

Hasta que la policía les facilite una especie de certificado, que les servirá como documento de identificación hasta que tengan el definitivo, no se les permite salir del cámping. Ellos aseguran que no les importa y se pasean por el interior del recinto disfrutando del sol y de la playa en que termina éste. "Aquí hace un clima magnífico. En Bosnia, ahora hace mucho frío", asegura uno de los ex prisioneros. "España, súper; España, bonita", dice un niño de seis años y una tremenda cara de pillo, mientras corretea por la terraza del restaurante del campamento.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_