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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La ofensiva croata

LA OFENSIVA del Ejército croata en la zona de Krajina cointinúa. "Croacia ha demostrado que puede y quiere liberar su territorio", ha dicho el jefe supremo de dicho Ejército, confirmando así que nos hallamos ante una decisión tomada al más alto nivel estatal. Cuando las negociaciones de Ginebra para la paz en Bosnia están en su fase inicial, esta decisión de Zagreb puede tirar por tierra lo poco logrado hasta ahora para alcanzar soluciones negociadas. Pone de relieve la doble cara del presidente Tudjman y demuestra que en Zagreb domina (como en Belgrado) un nacionalismo militarista propenso a utilizar la guerra para obtener sus objetivos.Es cierto que la ofensiva croata se ha producido en una región sometida a un régimen muy especial: durante la guerra de Serbia contra Croacia de 1991, los serbios conquistaron las zonas de Croacia habitadas por minorías serbias. En virtud del acuerdo promovido por Cyrus Vance que puso fin a esa guerra, los cascos azules de la ONU se establecieron en esas zonas, de las que se retiró oficialmente el Ejército serbio. Sin embargo, en ellas continúan dominando grupos armados serbios, y los cascos azules fueron incapaces de cumplir una parte esencial, de su misión: el desarme de estos grupos, que sólo entregaron las piezas de artillería, depositadas bajo el control de la ONU. Así, en esas zonas siguieron dominando los grupos armados serbios, lo cual explica la animosidad de los croatas ante tal situación.

El estatuto futuro de las zonas de Croacia habitadas por minorías serbias tendrá que ser resuelto en una etapa ulterior en torno a una mesa. Pero lo que Zagreb acaba de hacer es violar el acuerdo establecido por la ONU, con la pretensión de incorporarse por la fuerza parte de. Krajina. Aprovechándose de una superioridad militar en un punto concreto, y de las propias negociaciones de Ginebra, quiere crear una situación de hecho basada en la conquista militar.

Es un gravísimo error. La ofensiva croata no ataca sólo a los serbios, sino también al estatuto establecido por la ONU. Ese camino, si Croacia prosigue por él, conduce a una guerra general entre serbios y croatas y a hundir toda posibilidad de que una acción internacional disminuya los horrores de la guerra o logre incluso ponerle fin.

Por otra parte, la ofensiva croata agrega un obstáculo más -y de gran dimensión- a los muchos que ya están dificultando las negociaciones de Ginebra para que entre en vigor el plan Vance-Owen para Bosnia, aprobado en principio por las tres partes del conflicto. En Ginebra se ha dado ya un primer paso positivo: la aceptación por serbios, musulmanes y croatas de que Sarajevo sea una ciudad abierta, administrada por las tres comunidades. Pero es obvio que los croatas, al desencadenar su ofensiva, facilitan a los extremistas serbios argumentos muy fuertes para que sigan violando el alto el fuego y obstaculizando la negociación.

El Consejo de Seguridad de la ONU ha adoptado por unanimidad una resolución en la que condena la ofensiva de Croacia, exige el cese de los combates y el retorno de las tropas al lugar que ocupaban antes de la ofensiva. Pero el propio presidente Tudjman pone dificultades para cumplir esa demanda. Se ha encendido un nuevo foco de guerra en el conflicto yugoslavo, y además en unas condiciones que ponen de relieve la insuficiencia dramática de las medidas tomadas hasta ahora por Europa y por la ONU. Francia, que ha perdido dos de sus soldados en los combates provocados por el ataque croata, ha enviado un portaaviones a la zona. No habrá posibilidad de soluciones negociadas sin una presencia militar de la ONU capaz de disuadir a los partidarios de la violencia.

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