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Clinton se enfrenta al Congreso para sacar adelante su plan de abrir el Ejército a los homosexuales

Antonio Caño

Una vez vencida con firmeza la resistencia de las fuerzas armadas, el presidente norteamericano, Bill Clinton, hizo frente ayer al Congreso, que pretende suspender la ley que prohíbe a los homo sexuales participar en el Ejército. Este asunto se ha convertido en la primera prueba sobre la capacidad de la nueva Administración para imponer su autoridad ante los otros grandes poderes de Washington.

, El presidente se reunió ayer con los líderes demócratas y republicanos del Congreso para tratar sobre la discriminación sexual en las fuerzas armadas y, aunque no se llegó a ningún acuerdo específico, los representantes parlamentarios indicaron su voluntad de colaborar para que este tema no perjudique las buenas relaciones entre la Casa Blanca y el Capitolio.La reunión de Clinton con los dirigentes del Congreso estuvo, sin embargo, dedicada mayormente a analizar los objetivos del presidente en relación con la reforma sanitaria -tema para el que el lunes nombró a su esposa, Hillary, al frente de un equipo especial de asesoramiento presidencial- y sobre el discurso del Estado de la Nación que Clinton pronunciará el 17 de febrero.

Sobre la participación de los homosexuales en el Ejército, el Congreso no quiere que el conflicto se resuelva con una orden presidencial. Pretende expresar su voz y negociar con la Casa Blanca los plazos y las condiciones en las que se cumplirá con la promesa electoral de Clinton.

El lunes, el presidente sostuvo una reunión con los miembros del Estado Mayor para tratar también el asunto de los homosexuales. Los militares expresaron sus reservas sobre el levantamiento de la discriminación, que creen que perjudicaría a la moral y la disciplina en las filas del Ejército. Pero Clinton mantuvo su posición y obligó al Estado Mayor a aceptar el punto de vista del comandante en jefe.

El tema, sin embargo, tampoco está cerrado desde ese lado. El jefe del Estado Mayor, general Colin Powell, había amenazado con dimitir si el presidente insistía en levantar la prohibición a los homosexuales.

Oposición demócrata

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En cuanto al Congreso, la principal voz contra al presidente es, curiosamente, la del demócrata Sam Nunn, el presidente del comité de Fuerzas Armadas del Senado y, en su día, uno de los máximos favoritos para ocupar la cartera de Defensa, que después fue a parar a manos de Les Aspin.Clinton no quiere estrenar su Administración agudizando el conflicto con un Congreso dominado por su partido. Ésa puede ser una de las razones por las que el asunto de los homosexuales fue relegado en su reunión de ayer, en beneficio de los dos temas que ocupan lugar prioritario en la agenda de la nueva Administración: la seguridad social y la economía.

Esos deben ser los puntos estrella del primer discurso de Clinton sobre el Estado de la Nación. Para entonces, el presidente no sólo tiene que tener despejado el horizonte sobre el debate de los homosexuales, sino que habrá de dar respuesta a otras dudas de mayor repercusión como son las características de su programa económica, sus intenciones sobre las subidas de impuestos, sus plazos para la reducción del déficit y sus propósitos de crecimiento económico a medio y largo plazo.

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