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Angola acusa a Suráfrica y Zaire de enviar tropas en ayuda de UNITA

Cuando los habitantes de Luanda, la capital de Angola, se preparaban ayer para su habitual éxodo dominical a la playa, la ciudad se quedó sin agua potable por el ataque de un comando de la guerrilla de la UNITA contra la potabilizadora situada a menos de 30 kilómetros de la ciudad. Paralelamente, por primera vez desde que se reanudaron los combates, las autoridades de Luanda acusaron ayer, abiertamente y sin reparos para las relaciones de buena vecindad, a los Gobiernos de Zaire y Suráfrica de estar directamente implicados en la escalada bélica de las últimas semanas, que se extiende por todo el país, y de enviar tropas y mercenarios blancos para que luchen en las filas de la guerrilla de la UNITA.

Las autoridades angoleñas reconocieron ayer que comandos de la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA) habían logrado aproximarse en la madrugada a menos de 30 kilómetros de la capital y destruir con su artillería la estación de tratamiento de aguas de Quifangondo. Las autoridades admitieron también la toma por la UNITA de Zenza do Itombo, a 130 kilómetros de Luanda.El Gobierno del Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA) calificaba ayer la situación de "preocupante" al comunicar la existencia de duros combates en Menonge, la capital de Kuando Kubango. Allí, aseguran las informaciones gubernamentales, la UNITA está intentando hacerse con el control del aeropuerto.

Para el Gobierno ya no hay duda de que el país es "víctima de una intervención militar extranjera", y que son Zaire y Suráfrica los Gobiernos que están secundando "la jugada sucia" de la UNITA con el fin de establecer en Angola una dictadura e impedir la viabilidad del régimen democrático".

Hasta ahora, Luanda matizaba sus denuncias al apuntar la posibilidad de que la intervención de zaireños y surafricanos fuera obra de "algunos sectores" de estos países. Se aseguraba, asimismo, que la participación en los combates correspondía a mercenarios pagados por el líder guerrillero Jonas Savimbi con los beneficios de la venta de marfil y la extracción ilegal de diamantes. La captura de cuatro soldados zaireños y el supuesto derribo de un avión Hércules surafricano el sábado han acompañado el cambio de tono en Luanda, que ve aquí las "pruebas definitivas" de la implicación de sus vecinos a nivel gubernamental.

Intervención extranjera

Según un comunicado del mando del MPLA, el avión surafricano procedía de Jamba, la antigua capital del territorio bajo control de la UNITA, y llevaba suministros destinados a los guerrilleros en la ciudad de Huambo, en el centro del país, donde desde hace 15 días los dos bandos libran una encarnizada batalla. Para culminar la escalada de acusaciones, el Alto Estado Mayor angoleño afirma que los Gobiernos de Zaire y Suráfrica están "desembarcando" tropas en la provincia de Lunda Sul para reforzar las filas de la UNITA y "preparar el ataque contra Saurimo".

Suráfrica y Zaire fueron los grandes aliados de la UNITA durante la fase de la guerra civil que se prolongó hasta las negociaciones de paz iniciadas en Nueva York a finales de 1988, con la participación de EE UU, la URSS, Cuba y Suráfrica. Los aviones surafricanos abastecieron a la UNITA durante esos años con vuelos regulares a Jamba, mientras que Zaire fue el punto de partida del material militar suministrado por EE UU a la guerrilla, por entonces paladín de las potencias occidentales frente al MPLA, alineado con la URSS y Cuba. Tanto Zaire como Suráfrica niegan su participación en la reanudación del conflicto, que arde en la mayor parte del país tras la negativa de Jonas Savimbi a aceptar su derrota en las primeras elecciones multipartidistas, celebradas en septiembre bajo control de la ONU.

Sin embargo, observadores occidentales comparten la preocupación de las autoridades angoleñas por el continuo apoyo de Pretoria a la UNITA, que habría quedado demostrado por documentos fotográficos referentes al despliegue en territorio angoleño, a través de Namibia, de efectivos surafricanos el pasado octubre. Según estas fuentes, la maniobra surafricana estaría dirigida a evitar que la paz favorezca la aparición de un rival económico, tal como prometen los enormes recursos de Angola.

Respecto a Zaire, Luanda relaciona su intervención militar con las dificultades del presidente Mobutu por las presiones de su oposición interna y las de sus antiguos aliados occidentales, que le instan a que deje de bloquear el proceso de democratización y privatice la industria de extracción del cobre. Las tentaciones de Kinshasa de una huida hacia adelante en Angola se combinarían con sus antiguas reivindicaciones sobre el enclave angoleño de Cabinda, principal punto de extracción petrolífera. Las autoridades del MPLA han subrayado que la concentración de tropas de UNITA para atacar el objetivo económico de Cabinda se desarrolla en el territorio zaireño y cuenta con la asistencia del país vecino.

Estados Unidos, cuyas empresas petroleras controlan el 80% del crudo angoleño, instó ayer a los rebeldes de UNITA a que se mantuvieran fuera del enclave de Cabinda. Según informa Reuter, un representante estadounidense en Luanda viajó ayer a la zona, acompañado de un agregado militar, para reunirse con las autoridades locales y los operarios de la mayor empresa petrolera en el país, la Cabinda Gulf Oil.

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