_
_
_
_

Las discrepancias nucleares entre Rusia y Ucrania marcan la cumbre de la CEI

Pilar Bonet

La pugna entre Rusia y Ucrania por el control de las armas nucleares en este segundo país marca la cumbre que se celebra hoy en Minsk de jefes de Estado y de Gobierno de los 11 miembros de la Comunidad de Estados Independientes (CEI). El ministro de Defensa de Rusia, Pavel Grashov, manifestó ayer en este sentido que todas las armas nucleares en el territorio de la antigua Unión Soviética "son de Rusia", de acuerdo con el protocolo firmado en Lisboa en mayo de 1991.

Grashov se expresó así al término de una reunión de ministros de Defensa de los países de la CEI. Ucrania no estuvo representada en ella por el titular del departamento, sino por un viceministro, Iván Bizhan. Kiev, que el año pasado dijo que asumía el "control administrativo" sobre los 176 misiles estratégicos que quedaron en territorio ucranio tras la desintegración de la URSS insiste en conseguir compensaciones y garantías de seguridad por parte rusa y occidental antes de desarmarse. "Nuestra posición es la que era, el control administrativo de las fuerzas estratégicas debe corresponder a Ucrania y el control operativo, al mando estratégico unificado", insistió ayer Bizhan, quien por la tarde participó en otra reunión militar, esta vez restringida a los representantes de los cuatro Estados nucleares surgidos en el territorio ex soviético: Kazajstán, Bielorrusia, Ucrania y Rusia.Las diferencias sobre el futuro de las armas estratégicas en Ucrania se mantienen, pese a la reciente cumbre entre el presidente de Rusia, Borís Yeltsin, y su colega, Leonid Kravchuk. Ayer, en una entrevista al diario moscovita Nezavisimaia Gazeta, el mariscal Evgueni Sháposhnikov, comandante en jefe del mando unificado de la Comunidad de Estados Independientes, acusó a Ucrania de haber bloqueado el control de la CEI sobre el armamento nuclear en su territorio. "Según el espíritu y la letra del protocolo de Lisboa, todas las armas nucleares son de Rusia", señaló Sháposhnikov.

Kravchuk y Yeltsin han llegado a un acuerdo para resolver el problema y los jefes de Gobierno de ambos países han recibido un mes de plazo, hasta el 15 de febrero, para preparar el texto, señaló el mariscal. Rusia ha dado garantías de seguridad "por escrito" a Ucrania, pero estas garantías sólo entrarán en vigor después de que Ucrania ratifique el primer tratado sobre reducción de armas estratégica (START-1) y el tratado de no proliferación nuclear (TNT), afirmó el comandante en jefe de la CEI. Ucrania estima que las garantías de seguridad de Moscú deben preceder a la ratificación del START-1 por el Parlamento de Kiev

Lógicas diferentes

Oficialmente, Bielorrusia y Kazajstán han mantenido hasta ahora una lógica diferente a la de Ucrania. Bielorrusia, que se considera un Estado neutral, firmó en julio de 1992 un acuerdo bilateral con Rusia, a tenor del cual todas las armas estratégicas en territorio bielorruso se ponían bajo la jurisdicción de Moscú. Kazajstán prepara un acuerdo semejante. Sin embargo, un factor de creciente importancia hoy en día es la evolución del pensamiento político de los líderes de las repúblicas ex soviéticas convertidas en potencias nucleares gracias a la desmembración de la URSS.

El temor a ser olvidados por el mundo si ceden sus arsenales nucleares es un elemento de peso en el pensamiento de las nuevas élites, que mantienen una actitud ambivalente -entre el temor y la necesidad económica- ante el Estado ruso. Rusia es propietaria de los satélites de comunicaciones militares, afirmó el ministro Grashov, según el cual los países que quieran utilizarlas deberán suscribir acuerdos bilaterales con Moscú.

El desmoronamiento de los proyectos de integración militar en el marco de la CEI fue subrayado por el mariscal Sháposhnikov, quien asegura a Nezavisimaia Gazeta que el acuerdo de seguridad colectivo no funciona porque no ha sido ratificado por la mayoría de los firmantes. Rusia, Uzbekistán, Kazajstán, Turkministán, Kirguizistán y Armenia suscribieron este acuerdo el 15 de mayo de 1992 en Tashkent, la capital de Uzbekistán.

Los temas económicos tienen hoy más posibilidades de aglutinar a los países de la Comunidad de Estados Independientes que los temas políticos y militares. En el orden del día figura la creación de un banco interestatal y la regulación de los mercados de valores y financieros.

En Georgia, una de las repúblicas de la extinta URSS que rechazó su entrada en la CEI, siguen los combates entre las fuerzas gubernamentales y las secesionistas de la república autónoma pro rusa de Abajazia. Ayer se supo que al menos 800 agricultores georgianos fueron tomados como rehenes en la noche del miércoles después de que tropas abjazias tomaran la localidad de Kutol. La fuente militar georgiana que dio la noticia anunció también que los secesionistas han amenazado con fusilar a los rehenes si las tropas georgianas intentan recuperar Kutol.

Fuentes abjazias indicaron también que más de 30 personas han muerto de hambre en el pueblo de Tkvartcheli como consecuencia del bloqueo alimenticio a que le tienen sometido las fuerzas georgianas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_