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Un pueblo leonés no irá a misa mientras el cura aloje a una familia gitana

Alrededor de 200 vecinos del pueblo leonés de Carneros y Sopeña (a unos cuatro kilómetros de Astorga), se concentraron a media mañana de ayer ante la iglesia, a hora de misa, para protestar porque se hubiera alojado, el día anterior, a una familia gitana con tres hijos en la casa parroquial. El vecindario mantendrá esta postura "en las misas de difuntos y en los días festivos, hasta que salgan los gitanos de la casa del párroco", dice Segundo Fernández, presidente de la junta vecinal del pueblo.

"No es por racismo sino porque hay gente en el pueblo que ha solicitado al obispado esa casa y no se le ha dado", puntualiza Fernández. Los vecinos aportaron dinero para la construcción de la casa parroquial y consideran que la Iglesia les debe al menos consultar para su ocupación.

El obispado de Astorga había cedido temporalmente a la familia de Rafael Jiménez la casa rectoral de Carneros y. Sopeña a principios de este mes, pero la fuerte oposición vecinal hizo que el obispo Antonio Briva Miravent, reconsiderara su oferta. Rafael Jiménez, su esposa Lola -a punto de dar a luz-, ambos de 26 años, y sus tres hijos, fueron desalojados a mediados del pasado mes de una casa en Astorga, propiedad de Cáritas.

Esta organización benéfica denunció a la familia Jiménez ante un juzgado local por ocupación ilegal, ya que la vivienda que habitaban estaba destinada a otro grupo de gitanos portugueses con numerosos problemas de integración en la localidad. Rafael Jiménez y su familia, coincidiendo con las fechas navideñas, estuvieron varios días con pancartas de protesta delante de la sede del obispado y el seminario.

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