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Copenhague pide a la Comision que se abstenga en el debate del segundo referéndum

Lluís Bassets

ENVIADO ESPECIALDinamarca tomó ayer formalmente el relevo en la dirección de la Comunidad Europea, después de la tormentosa presidencia británica. La Comisión Europea en pleno y el Gobierno danés empezaron a trabajar juntos en un clima de placidez y comprensión que contrasta con los duros perfiles del anterior semestre. El presidente de la Comisión, Jacques Delors, parece haber aceptado la petición del primer ministro Poul Schlüter de que no haya declaraciones, ni intervención de la Comisión Europea en la campaña del nuevo referéndum danés. Delors fue explícito: "Cuanto menos hable mejor para los daneses". En Copenhague todavía ayer muchos políticos atribuían a Delors y al organismo que preside el fracaso registrado en junio al ser rechazado por los daneses el Tratado de Maastricht.

La estrategia acordada es muy clara: una agenda de trabajo intensísima, con casi 60 consejos de ministros en seis meses, y órdenes taxativas de máxima discreción para que nadie pueda sentirse molesto ni amenazado en el caso de que los daneses rechazaran de nuevo el tratado. Aunque nadie lo diga, todo el mundo sabe que un segundo referéndum negativo significa la salida de Dinamarca de la CE y la imposibilidad por parte británica de ratificar Maastricht. El 1 de febrero la presidencia danesa ha organizado el primer Consejo de Ministros de Asuntos Generales de la CE abierto a las cámaras de televisión. No se excluye la difusión pública en directo si alguna emisora de televisión estuviera interesada. La cuestión de la transparencia de las decisiones comunitarias preocupa especialmente en Dinamarca, país que por su Constitución y por sus pequeñas dimensiones tiene un concepto muy exigente del funcionamiento democrático de todas las instituciones políticas. Una parte de este Consejo de Ministros será el acto formal y solemne de apertura de negociaciones de adhesión.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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