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González intenta evitar que PSOE y Gobierno sufran otro enfrentamiento por la Ley de Huelga

Luis R. Aizpeolea

El presidente del Gobierno, Felipe González, trata de evitar un nuevo enfrentamiento entre el Ejecutivo y el PSOE a cuenta del proyecto de Ley de Huelga que, en estos momentos, se encuentra en trámite parlamentario en el Congreso. El pasado 20 de diciembre, el ministro de Economía, Carlos Solchaga, arremetió contra este proyecto de ley por crear "alarma social", dada la amplitud de derechos que, en su opinión, otorga a los huelguistas, lo que provocó una dura reacción sindical y una conmoción en la dirección del PSOE. Sindicatos y PSOE habían acordado previamente el texto.

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Ayer, el ponente socialista de este proyecto de ley, José Barrionuevo, manifestó que no había recibido ningún tipo de, aviso desde el Gobierno o el partido para modificar el polémico proyecto lo que confirmaba la voluntad de Felipe González de evitar el conflicto. El pasado 6 de enero, el propio jefe de Gobierno aseguró que el proyecto de ley no sufriría "modificaciones sustanciales" durante su tramitación parlamentaria.Esta opinión del jefe de Gobierno cuenta con otra interpretación por parte de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), abiertamente partidaria de la devolución del proyecto al Gobierno por considerar que ha ido "muy lejos" en sus cesiones a los sindicatos. Ayer, Luis Márquez, portavoz de la patronal, señaló que el proyecto puede ser aún alterado a su paso por el Senado. Márquez reconoció, no obstante, que tampoco la CEOE había recibido ninguna indicación y acusó a Felipe González de llevar el pacto con los sindicatos muy lejos porque está dando prioridad a la pacificación de la familia socialista ante la proximidad de las elecciones".

Vía infrecuente

En medios gubernamentales se reconocía ayer que este proyecto de ley ha seguido una "vía infrecuente". Desechado el proyecto inicial y pactado otro nuevo entre la dirección del PSOE, el Grupo Parlamentario Socialista y los sindicatos UGT y CC OO, cuando fue presentado por el ministro de Trabajo, Luis Martínez Noval, ante el Consejo de Ministros, el titular de Economía, Carlos Solchaga, no dijo nada, según fuentes próximas al Gobierno.Una vez que el Gobierno, a principios 1 de noviembre, dio el visto bueno, Solchaga planteó algunas reservas que un mes más tarde hizo públicas. "El problema, es que tal como ha quedado es evidente que ha creado alarma", declaró entonces a EL PAÍS. "El Gobierno consciente de ello, estudia el proyecto para ver si se puede mantener o no el acuerdo en todos sus términos. No obstante, no hay nada aún decidido. Por m¡ parte", añadía Solchaga, "creo que quizás habría que modificar algunos aspectos".

Barrionuevo interpreta que estas declaraciones de Solchaga "se han podido producir tras ser presionado por el empresariado". El presidente de la CEOE, José María Cuevas, entregó, paralelamente, un informe con su posición al vicepresidente del Gobierno, Narcís Serra. Fuentes gubernamentales aseguran que "el vicepresidente no llegó a ningún compromiso con Cuevas". Las mismas fuentes admiten, sin embargo, que "la posición de Solchaga cuenta dentro del Gobierno con simpatías que van más allá que las de su propio equipo económico", y que "en todo este proceso ha habido una insuficiente coordinación".

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La pelota ha pasado a los pies de Felipe González, que tampoco se ha manifestado de forma definitiva. Con motivo de la Pascua Militar, tras adelantar que no habría "modificaciones sustanciales" en el texto, dijo también que para él esta ley es "de servicios mínimos para los sectores esenciales de la vida ciudadana". Y cuando se le manifestó que la CEOE se irritaría si no se modificaba, expresó: "Más vale que no lo haga".

La patronal, los sindicatos y el PSOE interpretan que Felipe González mantiene una actitud prudente para evitar un conflicto entre el Gobierno y la dirección del PSOE, comprometida con los sindicatos durante un año electoral. En la negociación se implicó el vicesecretario general del PSOE, Alfonso Guerra, y en la tramitación en el Grupo Parlamentario Socialista, un representante del sector renovador, como José Barrionuevo. Guerra llegó a asegurar a los líderes sindicales que el texto no seria modificado. Fuentes socialistas coinciden en que "el conjunto del PSOE está de acuerdo con este proyecto y, además, es lógico que en época electoral nos acerquemos a los sindicatos como la patronal de acerca al Partido Popular (PP)".

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