La sequía obliga a siete ciudades a bombear agua de ríos con calidades sanitarias ínfimas
La calidad del agua que se bebe en varias capitales españolas está por debajo de los límites mínimos de salubridad, hecho que no impide a las autoridades sanitarias calificarlas de inocuas, como ocurre en Toledo. El invierno no repone las reservas, agotadas en muchos casos, y obliga a bombear agua directamente de los ríos para cubrir situaciones de emergencia. Las restricciones se mantienen en Madrid, Ávila y las grandes poblaciones de¡ bajo Guadalquivir -Jaén, Cádiz y Sevilla-, donde (esta semana puede incrementarse el horario del corte en el suministro. A esta lista se suman (Ciudad Real y Toledo, donde se beberá a partir de hoy agua extraída directamente del Tajo con unos contenidos de magnesio y sulfatos superiores a los índices establecidos por Sanidad.
Nunca como en este invierno se ha deseado tanto que llueva en las ciudades de la España seca, aunque molesten los paraguas. Los cortes nocturnos de agua y su mal sabor han desvelado a millares de ciudadanos españoles que el agua del grifo cae de algún lado, y para que continúe fluyendo hace falta que llueva, se almacene y se use con precaución.La que beban a partir de hoy los toledanos tendrá un sabor diferente. Las reservas de los pantanos de Guajaraz y el Torcón, que habitualmente almacenaban agua para abastecer durante dos años a, la capital, están a cero o mezcladas con Iodos. La Ciudad Imperial, donde no llueve desde hace año y medio, estrena hoy restricciones y un sistema de abastecimiento de emergencia montado en 1983 que nunca llegó a utilizarse.
Aquel año, una sequía semejante a la actual hizo que se pusiera en marcha un sistema de decantación de agua desde el cauce del río Tajo a través del canal de Las Aves, al pie de Aranjuez. Una eventual lluvia suspendió la entrada en servicio de este sistema, que hoy se estrena con 10 años de retraso.
Este recurso aliviará la sed de los toledanos, pero mermará la calidad del líquido y las arcas públicas. El agua del Tajo contiene 54,92 miligramos de magnesio y 602,70 de sulfatos, unos parámetros superiores a los índices máximos autorizados por Sanídad (50 y 250, respectivamente). A pesar de ello, las autoridades sanitarias autonómicas dan por salubres estos contenidos y elevan la proporción hasta unos máximos de 70 y 800 miligramos, por encima de los cuales su ingestión sería dañina. Con todo, disponer de agua extra no les supondrá ningún coste adicional a los toledanos. Seguirán pagando 11,5 pesetas el metro cúbico al mes si no consumen más de cinco, o 19,95 pesetas los 1.000 litros con un margen de hasta 10, o 89 pesetas si gastan por arriba de los 21 metros cúbicos. El Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) cargó en su cuenta los 60 millones que costó la conducción y el Ayuntamiento cargará en la suya la factura de los dos bombeos que precisa el transporte del agua desde la cola 468 al cerro de los Palos (640) y desde allí a los depósitos de la ciudad.
La peor que se recuerda
En los vecinos campos de Calatrava y Daimiel, Ciudad Real capital, Fernancaballero y Miguelturra, la sequía es atroz.La peor que se recuerda. El pantano de Gasset, que surte a la capital, sólo dispone de 3,9 millones de metros cúbicos de los 41,7 que puede almacenar. Sólo hay agua hasta marzo. Los riegos agrícolas están totalmente prohibidos, y si continúa la tendencia se prohibirán el resto del año en toda la zona. La medida afecta a 54.850 hectáreas dependientes del Orellana, y a otras 74.809 del Zújar sólo se les concederá un 60% del caudal habitual.
En la capital esta semana comenzarán a aplicarse restricciones diarias durante seis u ocho horas a partir de la medianoche.
No hay nuevos pozos que horadar. Los existentes afloran agua en exceso calcificada o están agotados. La autoridad fluvial, municipios y autonomía estudian soluciones de emergencia.
La más inmediata es construir un trasvase de 18 kilómetros desde el pantano de Torre de Abraham (sólo dispone de ocho millones de metros cúbicos de los 58 que puede almacenar) hasta el de Gasset, cuya obra está pendiente de adjudicación. José Cano, concejal de Urbanismo de Ciudad Real, cree que estará concluido en marzo. Los residentes en las decenas de casas adosadas que han proliferado en la capital manchega a la vera del AVE sólo deben temer por el césped de su jardín, pero en el caso de que continuaran malgastando agua en regarlo, su bolsillo apenas lo apreciaría. Con la última subida de] 2,5%, repartida en cuatro escalones, el metro cúbico les sale a 15 pesetas, seis veces menos que Madrid.
Ávila, al otro lado de la cordillera Central, también padece restricciones. Desde mayo del año pasado están prohibidos los riegos de todos los jardines, públicos y privados. El suministro de la ciudad se corta por la noche: ocho horas en agosto y 10 en septiembre, reducidas a ocho desde noviembre. Las tres fuentes que nutren sus depósitos (pantanos de Voltulla, Becerril y canal del río Mayor) se encuentran bajo mínimos. El municipio, que tiene encomendada la gestión del agua a la empresa Sogesur, ha decidido mantener a resguardo las reservas de Becerril (cuenta con el 34% de sus 1,88 millones de metros cúbicos de capacidad) para el verano, por lo que pueda pasar. Entretanto salen del paso mediante la perforación de pozos en el Adaja.
Para cubrir la demanda a corto plazo, la alcaldía ha propuesto colocar compuertas al Voltella y aumentar así un 30% su capacidad de reservas, y, para más adelante, al amparo del Plan Hidrológico Nacional, recrecer este pantano siete metros para poder almacenar 30 millones de metros cúbicos de agua.
El precio del agua en Avila se mantiene en 59 pesetas el metro cúbico mensual desde 1983. Va incluida la tasa de alcantarillado.
Hasta mediados de este año no se espera una nueva subida, según José María Ardoiz, jefe de sección de Sogesur.
"Lo pasamos mal"
En Cáceres, el concejal de Obras y Servicios, José Lucio, desea que se conozcan sus estrecheces: "Lo pasamos mal, que se sepa", dice al evocar las restricciones que padecieron a mediados del ano pasado. Una obra de emergencia evitó la catástrofe al secarse el Guadilova, un pantano que nutre a la capital con agua caída del cielo directamente.
Una conducción de 12 kilómetros, valorada en 730 millones de pesetas, permite trasvasar 1,8 millones de metros cúbicos de agua desde la cola del pantano de Alcántara hasta el Guadilova. La obra tampoco ha repercutido en el precio del agua, cuyo traslado repercute en el coste alrededor de 10 pesetas el metro cúbico. Cinco bombas sumergidas a ocho metros de profundidad funcionan día y noche para elevar el agua de un pantano a otro. A este gasto extraordinario hay que sumar los derivados de su depuración, ya que contiene unos elevados índices de nitratos cuya eliminación requiere técnicas más costosas. El Ayuntamiento estudia reflejar en las facturas del agua una parte de estos gastos cuando se debatan los presupuestos municipales.
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