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La oposición eslovaca deberá confirmar su lealtad al nuevo Estado

El primer ministro eslovaco, Viadimir Meciar, ha advertido a la oposición y a la minoría húngara en este nuevo Estado independiente que les exigirá una declaración de lealtad. La advertencia coincide con el estallido de una bomba en un puesto fronterizo checo.

La bomba, de escasa potencia, estalló en una de las nuevas garitas instaladas por las autoridades checas en la más joven frontera europea en la localidad de Stary Hrozenkov. No se produjeron víctimas."Creo que todos los miembros del Parlamento eslovaco deberán jurar su compromiso con esta Constitución para eliminar todas las dudas", dijo ayer el primer ministro eslovaco, Meciar. Una exigencia similar del Gobierno croata a la minoría serbia dio el pretexto a las milicias armadas por el ejército serbio-federal a comenzar el levantamiento contra Zagreb y después la guerra en la que, con ayuda de Belgrado, ocuparon un tercio del territorio de Croacia.

La Constitución eslovaca, emanada de la mayoría parlamentaria bajo dirección de Vladimir Meciar nació, según la oposición y la minoría húngara, viciada por otorgar demasiado poder al Gobierno y al partido gobernante.

Meciar ha sido acusado en repetidas veces de tener tendencias totalitarias, de chantajear a adversarios con informes de la policía política del disuelto régimen comunista y de intentar liquidar los derechos de la minoría húngara en Eslovaquia, que cuenta con unos 600.000 miembros.

Abstención húngara

Los catorce diputados húngaros se habían abstenido en la votación para la aprobación de la nueva Constitución eslovaca celebrada el pasado septiembre, después de acusar al nuevo texto legal de ignorar los derechos de autonomía de los húngaros en Eslovaquia.Fuentes del Gobierno húngaro, entre ellos el hombre fuerte del gobernante Foro Democrático, el derechista lstvna Csurka, advirtieron en declaraciones a EL PAÍS que la concesión de autonomía a los húngaros en Eslovaquia será la clave de las futuras relaciones entre ambos países.

Las relaciones entre el nuevo Estado independiente de Eslovaquia y Hungría están además lastradas por el contencioso de la central hidroeléctrica de Gancikovo, un proyecto común que Hungría suspendió unilateralmente alegando graves perjuicios ecológicos, económicos y estratégicos.

Más de dos decenas de puestos fronterizos como el dañado por el atentado horas después de la proclamación de la independencia de ambos Estados han sido instalados en la frontera común, especialmente por los checos.

En Praga se parte de la certeza de que, ante la desigualdad en el índice de inflación y datos generales económicos, la frontera quedará cerrada antes de junio, fecha prevista inicialmente por los dos liquidadores del antiguo Estado, los primeros ministros de la república checa y de Eslovaquia, Vaclav Klaus y VIadimir Meciar, respectivamente.

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