Los combates entre los clanes acompañan el segundo día de la visita de Bush a Somalia

El presidente de Estados Unidos, George Bush, aprovechó ayer su segunda jornada en Somalia para visitar a las tropas norteamericanas que controlan Baidoa, la ciudad de la muerte, situada al noroeste de Mogadiscio. Mientras, siguen produciéndose combates entre grupos armados somalíes, con un saldo en las últimas horas de 17 muertos.

Vestido con uniforme de camuflaje, que se ha sido su atuendo habitual en este viaje, Bush iba saludando a los soldados: "¡Feliz año nuevo, muchachos!". La población se agolpaba en las calles dándole la bienvenida. Bush pasó cerca de media hora con los 700 niños de un orfelinato. "No podemos abandonar al pueblo somalí", comentó y reiteró ante sus tropas su orgullo por la "la maravillosa misión que los soldados americanos están desarrollando".

La visita de Bush, que llegó el día 31, ha estado acompañada de enfrentamientos entre los clanes, que han hecho caso omiso del acuerdo de paz entre los dos principales señores de la guerra, Mohamed Farah Aidid y Ali Mahdi. Las granadas de mortero y de las ametralladoras resonaron durante tres horas en la capital somalí, mientras Bush se disponía a celebrar la entrada de 1993 a bordo del buque anfibio Tripoli. Las luchas continuaron ayer.