Los palestinos deportados sufren frío y hambre mientras Israel y Líbano impiden el envío de ayuda
La agonía de los 415 palestinos deportados por Israel al sur de Líbano, continúa mientras los Gobiernos israelí y libanés siguen bloqueando la llegada de la ayuda al Campo de¡ Retorno. Un convoy de 60 camiones con víveres, organizado por parlamentarios árabes de Israel, fue detenido por la policía fronteriza en la llamada "zona de seguridad". El Gobierno libanés, mientras tanto, se encargó ayer de demostrar que su posición es igualmente inflexible: Beirut no permitirá que James Jonah, el emisario del secretario general de la ONU, Butros Gali, se traslade al campamento utilizando territorio libanés.
Para el Gobierno de¡ primer ministro libanés, Rafiq Hariri, el drama de los deportados es enteramente culpa de Israel, y si Jonah quiere visitarlos en su escuálido campamento en tierra de nadie tendrá que hacerlo por el lado israelí.Los esfuerzos de Butros Gali han sido hasta el momento un rotundo fracaso. En Jerusalén, el subsecretario de la ONU fue recibido con sonrisas del primer ministro, Isaac Rabin, pero no obtuvo nada más que una reiteración de que las deportaciones son irreversibles. Jonah proyectaba aprovechar su estancia en Líbano, donde se le espera hoy, para visitar a los palestinos, pero su plan ha quedado frustrado tras una tajante declaración de Hariri: "Tendrá que ir a través de territorio israelí".
Expulsados por Israel, bloqueados por Líbano, los palestinos permanecen atrapados en condiciones infrahumanas. Los esfuerzos por llevarles alimentos, medicinas y abrigo han caído en punto muerto. Un convoy de 60 vehículos cargados de ayuda humanitaria y organizado por parlamentarios árabes de Israel fue detenido por la policía fronteriza israelí cuando intentaba penetrar en la llamada "zona de seguridad" para alcanzar el emblemático Campo del Retorno.
La misión de Jonah era ayer vista por los palestinos como un tímido esfuerzo por demostrar el compromiso del secretario general de la ONU con la resolución 779, que demanda el inmediato retorno de los deportados. Tras su encuentro con Rabin en Jerusalén, Jonah sostuvo reuniones con líderes palestinos. Hanán Ashraui, la portavoz de la delegación palestina en el proceso de paz iniciado en Madrid hace 15 meses, explicó que los contactos con el emisario de la ONU tuvieron el exclusivo propósito de "demandar que los deportados sean repatriados inmediatamente, que se aplique la resolución 779" del Consejo de Seguridad. Los palestinos no se hacen muchas ilusiones. "Israel ha recibido siempre un trato preferencial de la comunidad mundial. Nunca se le ha pedido cuentas de lo que hace y nunca ha cumplido con ninguna de las resoluciones de la ONU", añadió Ashraui.
Los deportados recibieron con una mezcla de sospecha y escepticismo la noticia de que el Gobierno israelí está dispuesto a reconsiderar por lo menos seis deportaciones efectuadas "por error", según anunciaron ayer fuentes israelíes, que instaron a los seis palestinos a recurrir, a un tribunal militar. Una de las víctimas de este error es un joven de 16 años, Bassem as-Sayuri, condenado por hacer pintadas nacionalistas. "No tienen nada contra mí. Quiero regresar a mi patria. ¿Quién no querría?", dijo con una sonrisa.
Expulsiones ilegales
Abdul Azis al Rantisi, el portavoz de los deportados, dijo ayer que la oferta era la mejor prueba del criterio apresurado y de la ilegalidad de las expulsiones. Rantisi acusó al Gobierno israelí de tratar de "engañar al mundo" afirmando que está dispuesto a corregir seis errores. Otros palestinos ven en el gesto israelí un intento por erosionar el sentimiento de resistencia que se ha ido forjando en el campamento.
En fuentes israelíes se dijo ayer que el Gobierno de Rabin, en un intento por desactivar la crisis, estaba dispuesto a ampliar el número de errores a más de 40, pero ello no convencía a los desterrados. Un palestino, que se identificó sólamente como Imad, ridiculizó la idea. "Nadie está dispuesto a acogerse a la magnanimidad israelí", dijo. "De aquí, o volvemos todos o nos quedamos el tiempo que sea necesario".
La actitud de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) de no bloquear las conversaciones de paz sobre Oriente Próximo ha provocado disensiones con el Movimiento de la Resistencia Islámica Hamas, según admitieron ayer ambas partes en Túnez, al término de cinco días de reuniones. Los contactos de los grupos palestinos continuarán en enero en la capital de Sudán, Jartún.
El presidente de la OLP, Yaser Arafat, se reunirá el miércoles en Ginebra con el secretario general de la ONU, Butros Gali, para pedir mayores presiones sobre Israel. La OLP ha pedido tambien una reunión extraodinaria la Liga Árabe para principios de año.
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