Líbano pide la intervención de EE UU ante Israel

El Gobierno libanés está buscando la intervención de Estados Unidos para hacer llegar ayuda humanitaria a los 415 palestinos desterrados por Israel a tierra de nadie en el sur de Líbano. La gestión, anunciada por el primer ministro, Rafiq Hariri, en su mensaje navideño, constituye el más reciente esfuerzo por aliviar la situación de los deportados, que inician su segunda semana en el gélido campamento de¡ Campo del Retorno. Te] Aviv ha negado permiso a las organizaciones humanitarias para que lleven socorro a través del territorio israelí.

Un alto enviado de Naciones Unidas, el subsecretario general James Jonah, llega hoy a Israel para mediar en el conflicto y visitar a los palestinos. La gestión coincide con intentos árabes de poner en vigor la resolución 779 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que condena enérgicamente las expulsiones y ordena a Israel la repatriación de los palestinos.Hariri expresó su esperanza de que Washington presione a Israel para que permita el envío de ayuda de emergencia del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) a través de territorio israelí. Los deportados han construido un escuálido campamento pocos kilómetros al norte de las posiciones israelíes atrincheradas en la llamada zona de seguridad, la franja de territorio libanés ocupada hace mas de una década por el Ejército israelí.

El llamamiento constituye la confirmación de que el Gobierno de Beirut no proyecta intervenir en la crisis de los deportados, porque Líbano considera que se trata de una responsabilidad exclusiva de Israel, el país que los ha. expulsado.

Israel ha dicho que la expulsión es irreversible y ahora se niega a permitir que el CICR utilice su territorio para enviar ayuda alegando que los desterrados se encuentran "en territorio soberano libanés".

La cuestión de las deportaciones ha abierto fisuras en la coalición de gobierno de Isaac Rabin. Seis de los 16 ministros que asistieron a la reunión del Gabinete del viernes votaron contra el bloqueo del envío de ayuda del CICR. Un portavoz oficial dijo que Israel no veía la necesidad de verse implicada en la operación porque existe acceso al campamento del lado libanés. "Creo que la propuesta del Gobierno libanés y la Cruz Roja es una operación política, no humanitaria", dijo el ministro de Finanzas, Abraham Sholiat.

Sin embargo, su colega de Turismo y Asuntos Religiosos, Uzi Baram, resumió el sentimiento de un amplio sector político que ve en la última decisión del Gabinete un potencial efecto contraproducente. "Fue una decisión errada", dijo. "Al permitir el envío de ayuda habríamos demostrado magnanimidad", añadió.

[En la capital israelí, varios miles de personas próximas al movimiento Paz Ahora se manifestaron ayer contra la deportación de los palestinos, informa Reuter].

Ayer prosiguieron los disturbios en los territorios ocupados y en el sector oriental de Jerusalén. Un palestino de 15 años resultó muerto de un disparo en la cara, efectuado por soldados israelíes en Gaza, lo que eleva a 981 el número de víctimas mortales palestinas desde el comienzo de la Intifada hace cinco años. Otro palestino resultó muerto en el sur de Líbano en un enfrentamiento con la milicia proisraelí.

Uno de los más peligrosos efectos, sin embargo, parece haber sido eliminado. Los temores de que la deportación provocara el boicoteo árabe de las conversaciones de paz se disiparon la noche del jueves en El Cairo, al término de una reunión extraordinaria de ministros de Exteriores de Siria, Egipto, Jordania, Líbano y la Organización para la Liberación Palestina (OLP).