John Major visita a sus tropas en Bosnia mientras se prepara la imposición de la zona de exclusion aérea
El primer ministro británico, John Major, visitó ayer por sorpresa a los 2.400 soldados británicos desplegados en Bosnia-Herzegovina, asegurándoles que el plan para imponer la zona de exclusión aérea a la aviación serbia está ya listo. Mientras, el secretario de Estado norteamericano, Lawrence Eagleburger, calificaba el resultado de las elecciones serbias de "mala noticia" y la OTAN desmentía unas supuestas declaraciones de su secretario general, Manfred Wörner, sobre la "neutralización en 24 horas" del aparato militar serbio. A pesar de su derrota, el primer ministro federal de la nueva Yugoslavia, Milan Panic, pidió ayer a la comunidad internacional que no intervenga en Bosnia.
Major se dirigió a las tropas británicas en su acuartelamiento y les dijo que está en proceso de elaboración un plan para mantener a la aviación serbia fuera de la zona de exclusión aérea en Bosnia-Herzegovina. El primer ministro británico aseguró que la resolución sobre el plan será debatida "dentro de pocos días" por las Naciones Unidas. "Una vez impuesta la zona de exclusión pueden estar seguros de que en la actuación del Gobierno estará presente de manera primordial su seguridad aquí", añadió ante una formación de blindados del Regimiento Cheshire.La rotunda victoria electoral del presidente Slobodan Milosevic, la confirmación de un espectacular aumento del voto al ultranacíonalista Partido Radical y la multiplicación de denuncias de fraude incrementaron ayer, tanto en Belgrado como en Europa. y EE UU, la certeza sobre la inevitabilidad de una intervencíón internacional contra Serbia. Las esperanzas en una solución pacífica en el conflicto balcánico eran ayer ya casi nulas en Belgrado.
Según los resultados parciales, que se hacen públicos con exasperante y sospechosa lentitud y no serán definitivos hasta el jueves, Milosevic logró el 56% del losvotos y su rival, Milan Panic, tan sólo el 32%.
El derrotado Milan Panic insistió ayer su denuncia sobre las irregularidades registradas en la votación: "En cualquier Estado bajo el imperio de la ley las elecciones serían anuladas con toda la razón", se leía en un comunicado remitido a la agencia serbia Tanjug. A pesar de ello, Panic añadió que no es partidario de la intervención militar internacional para detener el actual conflicto en Bosnia-Herzegovina: "Como primer ministro de Yugoslavia me opongo resultamente a cualquier presión sobre mi país, especialmente a la amenazas que implican el uso de la fuerza".
Los primeros indicios de la dirección que puede tomar la política del régimen serbio tras la reafirmación del liderazgo de Milosevic y la victoria parlamentaria de la alianza entre el Partido Socialista y el ultranacionalista Partido Radical ya se percibieron ayer en Kosovo.
El líder guerrillero Arkan, delincuente común buscado por la policía en varios países europeos occidentales, dirigente de una de las bandas serbias más sangrientas en la guerra en Bosnia, se presentó ayer como flamante parlamentario por esta región y lanzó una declaración de guerra contra la Liga Democrática de Kosovo, que dirige el escritor Ibrahim Rugova. Arkan ridiculizó al secretario de Estado norteamericano, Lawrence Eagleburger, que le había incluido en la lista de criminales de guerra a juzgar por un tribunal internacional, y anunció que defenderá el nombramiento del dirigente ultra del Partido Radical, Vojislav Seselj, como ministro serbio de Defensa o de Interior.
Arkan y Seselj se han declarado partidarios de una expulsión forzosa de gran parte de la mayoría albanesa de Kosovo, donde serbios y montenegrinos son tan sólo el 10% de la población.
La comunidad albanesa está sometida a un implacable régimen de represión por las autoridades serbias desde que Milosevic llegó al poder en Belgrado. "Como diputado voy a hacer todo lo que pueda para que Kosovo deje de ser un problema en Yugoslavia", declaró Arkan.
El portavoz del Partido Socialista, Ivica Dacic, rechazó las denuncias de fraude de los observadores de la Conferencia de Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE) y del candidato presidencial derrotado, Milan Panic, que exige una repetición de los comicios. "Nosotros sí tendríamos motivos para protestar. Nunca en la historia de la humanidad se ha producido tanta masiva injerencia extranjera para forzar a los electores a votar a un candidato concreto".
El comienzo de la depuración étnica en Kosovo, prioridad electoral de Arkan y Seselj, sería un casus belli para la vecina Albania, según ha advertido su presidente, Sali Berisha. Una guerra en Kosovo se extendería automáticamente a Macedonia.
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