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Los socialistas franceses acusan ahora a Fabius en el caso de la sangre con sida

El Parlamento francés inició ayer una carrera contrarreloj para culminar antes del final de esta semana el proceso de acusación ante el Alto Tribunal de Justicia de los tres ex ministros socialistas relacionados con el caso de la sangre contaminada con el virus del sida. Esta vez, la iniciativa de la acusación procede de los propios socialistas. En la noche del pasado jueves, Laurent Fabius pidió ser juzgado al comprobar el escándalo que había provocado su exculpación y la de los otros dos ex ministros por parte de los diputados socialistas.

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La opinión pública francesa estaba ayer estupefacta ante los continuos malabarismos de los socialistas en relación con la comparecencia de sus camaradas en el Alto Tribunal. "Estamos asqueados de tanta irresponsabilidad y tanta cobardía", declaró, en representación de las víctimas de la contaminación, Edmond Luc-Henry, presidente de la Asociación Francesa de Hemofílicos.La oposición disparó con artillería pesada. "La farsa ha durado demasiado; es preciso que los socialistas, incluido François Mitterrand, dejen el poder lo antes posible", declaró el gaullista Alain Juppé. "Este régimen", dijo Jaeques Chirac, "se está hundiendo en medio de la inmoralidad y la desvergüenza".

El miércoles por la mañana el partido en el poder, mayoritario en la Asamblea Nacional, estaba dispuesto a apoyar el proceso de acusación iniciado por el Senado, cámara dominada por la derecha. Pero en la madrugada del jueves, los diputados socialistas cambiaron de actitud y decidieron no apoyar la acusación de Georgina Dufoix, ex ministra de Sanidad, y Edmond Hervé, su secretario de Estado en 1985 y 1986. Les parecía "una injusticia" empujar a esas dos personas ante el Alto Tribunal cuando Fabius escapaba a esa prueba.

"Bochornosa autoamnistía"

El caso parecía cerrado. La derecha, los medios de comunicación y las asociaciones de hemofílicos denunciaron a lo largo de todo el jueves lo que Luc-Henry calificó de "bochornosa autoamnistía" de los socialistas.Angustiado por la imagen personal de escapismo que estaba dando, Fabius volvió a cambiar de actitud en la noche del jueves y pidió ser juzgado. Entonces, los socialistas decidieron ser ellos los que comenzaran un nuevo proceso de acusación contra Fabius, Dufoix y Hervé, esta vez tan sólo por el presunto delito de no asistencia a persona en peligro. Comenzó así ayer una maratón parlamentaria. La Asamblea Nacional y el Senado concluyen mañana su actual sesión, y para entonces las dos cámaras tienen que haber aprobado la acusación formalizada ayer por el grupo parlamentario socialista. En caso de que no lo hayan conseguido, Mitterrand puede convocar una sesión extraordinaria navideña consagrada a este asunto.

De seguirse el plan de los socialistas, la Asamblea Nacional debatirá el asunto esta tarde, y mañana lo hará el Senado. La derecha, en principio, no obstaculizará la aprobación de la acusación en los términos redactados por los socialistas. Comenzará entonces el proceso de constitución del Alto Tribunal, un organismo de excepción que puede tardar dos o tres años en emitir una sentencia.

Todo comenzó a finales del pasado octubre. Las víctimas y la derecha consideran que el caso de la sangre contaminada no está cerrado con la condena, el 24 de octubre, de tres médicos, entre ellos Michel Garretta, director en el momento de los hechos del Centro Nacional de Transfusión Sanguínea. Garreta cumple condena de cuatro años de reclusión en la cárcel de La Santé.

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