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DUELO DE PODERES EN RUSIA

Ganar para perder,o perder para ganar

, "¿A quién le confía usted la superación de la crisis económica y política, el resurgimiento de la Federación Rusa? ¿Al presidente de Rusia o al actual Congreso de los Diputados y al Sóviet Supremo?" Esta es la fórmula del referéndum que el presidente de la república, Borís Yeltsin, propone realizar el 24 de enero del próximo año. Paradójicamente, esta consulta puede no resolver absolutamente nada e incluso agudizar el enfrentamiento elitre el Ejecutivo y el Legislativo.

El proyecto de resolución presentado por Yeltsin sobre el referéndum especifica cuáles serán las consecuencias del resultado. Si el presidente gana, dice el proyecto, se realizarán elecciones anticipadas de diputados el 27 de marzo de 1993. Si pierde, en la misma fecha habrá elección anticipada de presidente.

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En el caso de que ni el Congreso ni Yeltsin obtuvieran el número de votos necesarios para declararse triunfadores, el 10 de abril habría elecciones anticipadas a la presidencia de Rusia y al Congreso de los Diputados.

Lo paradójico de la situación es que un triunfo de Yeltsin en el plebiscito puede convertirse en su derrota, y viceversa. La popularidad de Yeltsin todavía es considerable en Rusia, por lo que podría salir vencedor en la consulta popular. Pero si la persona de Yeltsin puede ganar en unas elecciones, los yeltsinistas difícilmente lograrán conseguir una mayoría parlamentaria.

Sondeos

Rusia Democrática, el grupo que llevó al poder a Yeltsin, obtendría entre un 20%, según los pronósticos más optimistas, y un 4% de los votos, según una encuesta realizada por la fundación Opinión Pública. El resto de los escaños se lo llevarían las fuerzas que en uno u otro grado están en la oposición, desde la alianza centrista de Unión Cívica hasta el neofascista Partido Liberal de VIadímir Zhirinovski, que hoy no tiene representación parla mentaria. Es decir, que el triunfo del presidente en el plebiscito le daría, al final, un Parlamento más díscolo y menos manejable que el actual.

Una derrota de Yeltsin en el referéndum, a su vez, no necesariamente significaría una derrota a la hora de presentarse nueva mente como candidato a la presidencia. Es decir que, aunque pierda el plebiscito, puede ganar las elecciones presidenciales del 27 de marzo. En todo caso, es el candidato que más posibilidades tiene de triunfar, a no ser que el vicepresidente, Alexandr Rutskói, decida enfrentársele. Rutskói , uno de los líderes de Unión Cívica, es hoy uno de los políticos más populares y algunas encuestas colocan su cotización por encima de Yeltsin.

Este somero análisis permite concluir que el presidente se lo pensará dos veces antes de insistir en la celebración del referéndum. Si decide seguir adelante con esta idea, probablemente cambiará la pregunta y se esforzará por evitar nuevas elecciones parlamentarias.

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