El Tribunal Constitucional pide que se abra el diálogo
El Tribunal Constitucional emergió ayer como árbitro en el conflicto que enfrenta al poder legislativo y al ejecutivo al exigir que el presidente de la república, Borís Yeltsin, y el del Parlamento, Ruslán Jasbulátov, se sienten a negociar. Valeri Zorkin, jefe del alto tribunal, propuso "comenzar urgentemente consultas" entre ambos líderes, con la participación de Zorkin, que se adjudica así el delicado papel de mediador en la crisis desatada por el llamamiento a plebiscito realizado por el presidente."En dependencia de estas consultas y en relación con ellas, el Tribunal Constitucional no excluye la posibilidad de consultar también a los líderes de los partidos políticos y de la fracciones parlamentarias", aseguró Zorkin. "Si no se llega a un compromiso por culpa de las personas que participan en las conversaciones, ello significará que los dirigentes de la Federación Rusa, a pesar de la catástrofe que se avecina, no desean pensar en los intereses del pueblo, se olvidan del principio de división de poderes y ponen en el primer plano sus ambiciones personales". Zorkin no se limitó a exigir negociaciones, sino que incluso llegó a amenazar con "examinar la responsabilidad constitucional" de Yeltsin y Jasbulátov -es decir, juzgarlos- si impiden el compromiso.
Incluso si todos los intentos de apaciguar a las partes fracasan, el Constitucional se reserva el derecho a decidir qué pregunta deberá someterse a referéndum, ya que ésta debe estar de acuerdo con la ley fundamental del Estado y no violar el principio de división de poderes. Esto significa por lo pronto que el alto tribunal no está de acuerdo con la fórmula del proyecto presentado por Yeltsin. El Congreso, por su parte, tampoco la acepta y prefiere un plebiscito para llamar a elecciones anticipadas y simultáneas de presidente y diputados.
