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EL FUTURO DE EUROPA

Dinamarca aumenta sus exigencias para ratificar Maastricht, a 48 horas de la cumbre de la CE

Lluís Bassets

LLUÍS BASSETS Dinamarca ha avanzado un paso más en la ceremonia de la confusión en que se ha convertido la ratificación M Tratado de Maastricht. Su ministro de Exteriores, Uffe Ellemann-Jensen, anunció ayer la presentación de ocho enmiendas al conjunto de documentos presentados por la presidencia británica como fórmula de compromiso para cumplir con los deseos de todos: de los daneses, que desean una situación especial dentro de la Unión Europea, y de los que no quieren ni una nueva ratificación de otro tratado ni el reconocimiento vinculante de la Europa a la carta. El ministro de Exteriores español, Javier Solana, aseguró que apenas quedan ni márgenes ni tiempo para una negociación que se efectúa, según sus palabras, "en el filo de la navaja".

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Las ocho enmiendas presentadas por Dinamarca para que la presidencia británica las tenga en cuenta en su propuesta de documento final, destinado a la discusión de los Doce en Edimburgo, "no van en la buena dirección según Javier Solana. Todas ellas llevan a endurecer verbalmente los términos de la fórmula y a ofrecer más garantías a los enemigos del tratado. Según una de las enmiendas, Dinamarca "no se considerará parte de ninguna decisión de la Unión en este tema [la futura política exterior y de seguridad común basada en la UEO]". Pero la enmienda más significativa es la que necesita subrayar que "este ejercicio común de poder [la Unión Europea] tiene su premisa natural en el hecho de que Dinamarca es un Estado independiente".La expresión más utilizada durante la jornada fue "en el filo de la navaja", la frase que da título a una novela de Somerset Maugham y que ha sido utilizada hasta la saciedad en titulares de periódicos. Varios ministros la utilizaron para explicar el equilibrio delicado que preside la construcción comunitaria.

Ellemann-Jensen anunció la presentación de algunas enmiendas más a los documentos británicos al término de la sesión de la mañana del Consejo de Ministros de Exteriores informal que se reunió ayer en Bruselas, en un llamado cónclave de preparación del Consejo Europeo de Edimburgo. "Cuestiones de detalle", aseguró irónicamente uno de los asistentes al Consejo.

Las enmiendas pretenden recoger las últimas observaciones realizadas por tres partidos de la oposición en el Parlamento danés en contra de los documentos británicos.

Dinamarca se ganó ayer la reprimenda de buen número de países, especialmente de Alenlania, cuyo representante, Klaus Kinkel abandonó ostensiblemente la reunión en respuesta a palabras de su colega danés, Uffe Elleman-Jensen. España manifestó su disconformidad con el carácter ilimitado de la fórmula, especial para Dinamarca y expresó sus dudas sobre la necesidad de una nueva ratificación. por parte de los Estados miembros, que no está siempre garantizada y que promete convertir Maastricht en el cuento de nunca acabar.

Si bien el ministro español de Exteriores repitió las palabras del secretario de Estado Carlos Westendorf del día anterior, asegurando que el conjunto dei documentos es una buena base de partida, sobre la que debían efectuarse algunos retoques, la complejidad del debate le llevó a asegurar que "estamos en el filo de la navaja". Idéntica frase fue pronunciada por miembros de otras delegaciones. La fórmula británica para Dinamarca "es producto de un esfuerzo jurídico inteligente", afirmó Javier Solana, "pero no es todavía perfecta".

Solana aseguró también que España pedirá en Edimburgo una fecha límite para que Dinamarca y el Reino Unido se comprometan a terminar la ratificación del Tratado de Maastricht, cuestión en la que empezó a recoger opiniones favorables de buen número de socios europeos, empezando por Alemania. No explicó, sin embargo, qué deberá ocurrir una vez superado el plazo para la ratificación.

Un nuevo referéndum

El sistema, de negociación danés no ofrece apenas márgenes de garantía de que sucesivas concesiones por parte de los Doce tengan que producir cambios en los comportamientos de los partidos daneses y de los electores, por lo que ni la aprobación del mejor documento para Dinamarca cierra el horizonte de un nuevo referéndum negativo.

Para tal eventualidad, son varios los países que ya están sugiriendo la necesidad de dar una alternativa a una segunda derrota de Maastricht y ésta parece ser un límite en la fecha de ratificación. En el punto en que quedaron ayer las cosas, el paquete de documentos sobre Dinamarca sólo puede evolucionar en dos sentidos muy claros.

O bien se convierte en una declaración política, asumida por Dinamarca como jurídicamente vinculante, o sencillamente se queda en una decisión intergubernamental a doce con carácter jurídico vinculante como un tratado.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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