El Gobierno ruso seguirá aunque el Parlamento rechace a Yegor Gaidar como primer ministro
Los miembros de] Gobierno ruso dieron ayer marcha atrás y declararon que no habían acordado dimitir en pleno si Yegor Gaidar no seguía como primer ministro, aunque muchos de ellos reconocieron que personalmente no deseaban seguir en este caso en el Gabinete. El pecado de haber convertido una "opinión" de ciertos ministros en una "declaración oficial" lo pagó con su puesto el funcionario que el domingo dio la noticia.
"No ha habido ninguna declaración oficial" sobre la decisión de dimitir en pleno si Yegor Gaidar deja de encabezar el Gobierno y "según tengo entendido, el funcionario del servicio de prensa que dio de esta forma la noticia hoy en la mañana ha sido destituido por el error cometido", explicó ayer Anatoli Chubais, el viceprimer ministro encargado de la privatización.Chubais reconoció, sin embargo, que "entre los miembros del Gobierno esa posición existe: muchos consideran que si Yegor Gaidar no sigue de primer ministro, ellos no podrán continuar en el Gabinete".
El presidente ruso, Borís Yeltsin, por su parte, cambió de idea y, contrariamente a lo previsto, no presentó ayer ningún candidato a primer ministro. Esto puede deberse a que Yeltsin, ante la probabilidad de que Gaidar sea rechazado, prefiera presentarlo el último día de sesiones del Congreso y, si no es aprobado, nombrarlo después tranquilamente primer ministro en funciones.
Otra posibilidad es qué este estudiando la afirmación del jefe de la comisión parlamentaria de Reglamento, Grigori Doroféyev, quien considera que es el Sóviet Supremo quien debe examinar primero la candidatura a primer ministro, y sólo después el Congreso de Diputados. "Así lo exige el reglamento y la norma constitucional correspondiente", asegura Doroféyev.
Mientras los diputados seguían ayer examinando diferentes enmiendas a la Constitución, en los pasillos del Kremlin el tema más candente era el polémico acuerdo sobre cooperacion en materia de desarme firmado en junio pasado por Yeltsin y George Bush en Estados Unidos.
El texto, distribuido por la oposición, permite a EE UU introducir o sacar de Rusia "todo tipo de equipos, pertenencias, materiales o servicios" sin que para ello necesite ningún tipo de "licencia u otras limitaciones" y sin pagar ningún arancel. Pero lo más importante es que estos equipos "no están sujetos a control por parte de la Federación Rusa ni de ninguno de sus órganos".
Hay también otros artículos que, según los críticos de Yeltsin, ofenden la dignidad rusa, como, por ejemplo, el que establece que los especialistas norteamericanos quedarán impunes si sus actividades "causan daño a bienes que pertenecen a la Federación Rusa o la muerte de personal ruso".
La comisión de Exteriores del Congreso ha examinado el texto y dará sus conclusiones hoy. Su presidente, el diputado demócrata Yevgueni Ambartsúmov, propone corregir los abusos mediante un intercambio aclaratorio de notas entre el Ministerio de Exteriores ruso y la Embajada de EE UU o el Departamento de Estado.
Esta solución diplomática no es compartida por todos, y algunos piensan que el Parlamento debe simplemente denunciar el acuerdo o, por lo menos, aquellos artículos que atentan contra la seguridad nacional o la dignidad de Rusia.
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