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EL HUNDIMIENTO DEL "MAR EGEO"

La aproximación del petrolero griego al puerto de La Coruña no cumplio normas de seguridad

Las normas que regulan el tráfico de buques cargados con mercancías peligrosas en el puerto de La Coruña obligaban a que un práctico estuviese a bordo del petrolero antes de que éste hubiese alcanzado el lugar donde se produjo el accidente. Según este reglamento, cualquier maniobra de atraque de un buque debe estar dirigida por las autoridades portuarias. Sin embargo, cuando el práctico coruñés Rodolfo García subió al petrolero no pudo hacer nada para evitar el desastre: el buque ya había embarrancado tras chocar contra unos fondos de roca, a menos de 100 metros de la costa.

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El petrolero Mar Egeo se adentró sin el auxilio de las autoridades portuarias en una zona sumamente peligrosa en la que quedó encallado a las cinco de la madrugada del jueves. Cinco horas después, despedazado por el oleaje, el buque se partió en dos, parte de las 79.096 toneladas se vertieron al mar y el resto alimentó casi 24 horas un gigantesco incendio una vez que siete de los nueve tanques estallaran.El lugar del accidente, junto al faro romano de la Torre de Hércules, está plagado de fondos de roca y el mar rompe con fiereza contra las piedras. Además, la vía de aproximación al puerto obliga a los barcos a navegar muy cerca de la costa.

El petrolero llegó a la costa gallega procedente de Escocia en la madrugada del día 1. El buque fondeó en la ría de Ares, próxima a La Coruña, a la espera de recibir autorización para descargar 79.096 toneladas de crudo del mar del Norte en la refinería de Repsol. El Mar Egeo carecía de permiso de las autoridades para estar fondeado en esta zona y no estaba escoltado por un remolcador, como es preceptivo.

Los responsables de la terminal petrolera y del puerto de La Coruña autorizaron su entrada sobre las dos de la madrugada del día 3, según fuentes de la Dirección General de la Marina Mercante. En el momento en que el buque levó anclas en la zona había temporal, pero las autoridades portuarias consideraron que no era tan peligroso como para dificultar la maniobra de acercamiento. Pero las condiciones metereológicas empeoraron súbitamente cuando el Mar Egeo se acercaba a La Coruña.

El barco enfiló la punta de la Torre de Hércules a las cinco de la madrugada. La visibilidad era prácticamente nula, la velocidad del viento había aumentado hasta alcanzar 90 kilómetros por hora y había olas de entre cuatro y cinco metros. El capitán Konstadinos Stavridis explicó ayer que el petrolero fue azotado por un fuerte viento del Oeste que lo arrojó contra las rocas. Stavridis reaccionó poniendo las máquinas a toda potencia. La maniobra resultó inútil, ya que el Mar Egeo se quedó sin gobierno y embarrancó a menos de una milla de su destino.

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Un capitán de la Marina Mercante familiarizado con el puerto coruñés manifestó ayer a este diario que "es imposible que el mar y el viento provoquen un accidente en un buque de tan grandes dimensiones", por lo que, según este marino, "lo más probable es que cogiera mal el rumbo de entrada al puerto".

La compleja maniobra de acercamiento a la Torre de Hércules se realizó sin que el práctico estuviese a bordo del buque para dirigir la operación. "No sé si el capitán y el práctico se pusieron de acuerdo para hacer lo que hicieron", manifestó ayer el director general de la Marina Mercante, Rafael Lobeto. No obstante, añadió, "el capitán mantiene siempre el mando y, con ello, la responsabilidad".

El comandante de Marina de La Coruña Antonio Díaz Pache leyó ayer ante los periodistas una norma que determina que cualquier barco cargado con mercancías peligrosas debe recibir auxilio del puerto antes de llegar al faro la Torre de Hércules.

Señal de socorro

El buque envió una señal de socorro y se pus o en marcha el dispositivo de seguridad. Cuatro remolcadores y tres helicópteros acudieron en su auxilio. Durante cinco angustiosas horas se intentó el rescate, mientras los helicópteros ponían a salvo a la tripulación. El buque de la Marina Mercante Alonso de Chaves intentó remolcarlo en cinco ocasiones, pero el fuerte oleaje impidió una y otra vez la maniobra.

El mar acabó por romper en dos el casco del Mar Egeo. Los tanques que almacenan el crudo explotaron a las 10.07 y el petrolero se convirtió en una gigantesca hoguera. A bordo del buque estaban en ese momento el práctico, el capitán y dos tripulantes más, que se tiraron al agua. Durante 20 minutos estuvieron nadando contracorriente ya que las olas los empujaban hacia las llamas. Una lancha de la Cruz Roja y uno de los remolcadores logré rescatarlos con vida.

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