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El patrón y el empleador

La ruptura del tándem RocaPujol es, a juicio de algunos, un atentado inconsciente y casi totémico contra la dualidad patronos-empleadores. Es la versión política de una crisis latente de confianza, "entre dueños y directivos, como conocen muy bien algunos empresarios", señala un convergente del entorno íntimo pujolista vinculado a la familia del presidente de la Generalitat. Pujol es el dueño de un partido replegado sobre el patrimonialismo de su presidente; Roca era hasta ayer su único gestor, el instrumento eficiente al servicio de la propiedad. "El ex secretario movía los hilos del partido", reconoce Josep Ferrer, el presidente de Freixenet, quien apunta además que para evitar la crisis "tenía que haber prevalecido el seny [sentido común]".Ferrer, consejero del Banco Central, es uno de los pesos pesados de la economía catalana conectados con el mundo financiero de Madrid. "Algunos consejeros del Central, como Pedro Ballvé [Campofrío] y Antonio Beteré [Flex], me han comunicado su desconcierto por el proceso de ruptura que vive Convergéncia", explica el primer productor español de cava.

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Otro peso pesado del empresariado catalán, Josep Maria Figueras, ex presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona, recurre a una referencia a la historia: "Prat de la Riba, con muchas menos competencias, hizo una labor modélica porque supo unir la colaboración de los mejores". Figueras, uno de los hombres menos sospechosos de roquismo, lamenta la situación de ruptura porque "establecer franjas limitadoras, simplificar, reducir el campo de opiniones, significa empobrecer el partido y el país".

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