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Preservativo condicional

El obispo de Huesca admite con matices el uso del condón para prevenir el sida en las cárceles

La doctrina oficial del Vaticano niega el uso del preservativo incluso para combatir la propagación del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida). Pero ayer Javier Osés, pastor de la Iglesia católica, admitió, con todos los. matices propios de su moral, que el condón pueda ser utilizado para evitar la proliferación de esta enfermedad entre la población reclusa. El obispo de Huesca, nacido hace 66 años en Tafalla (Navarra), está considerado como uno de los prelados del sector progresista del episcopado español, o de sensibilidad abierta, como prefieren calificarse algunos de sus miembros.Osés que habló con los periodistas al entregar al consejero de Justicia de la Generalitat de Cataluña, Agustí Bassols, las conclusiones del IV Congreso Nacional de Pastoral Penitenciaria, finalizado el pasado mes de noviembre en Sevilla- entiende que el "hacinamiento" de los reclusos en las prisiones 11 contribuye enormemente al contagio del sida". "Por eso esta enfermedad avanza en las prisiones más rápidamente que en el resto de la sociedad", afirma. Por ello aboga por una solución a largo plazo: la creación de nuevos centros penitenciarios, lo que permitiría desmasificar los existentes y facilitar a los presos "una convivencia más humana, más libre e íntima".

Dice que el recluso que padece sida es "ante todo un enfermo; por ello no debe estar en un ambiente carcelario estricto".

Unos 7.800 presos -un 20% de las personas encarceladas en centros. penitenciarios españoles- son seropositivos, aunque sólo unos 1.200 han desarrollado la enfermedad.

El obispo de Huesca-entiende que la única solución -para evitar que se propague esta enfermedad no está en la administración de preservativos, jeringuillas y lejía a la población reclusa. "No puede ser sólo un estilo de funcionamiento mecánico", advierte. Las campañas institucionales sobre la utilización de los preservativos o la distribución de condones, jeringuillas y lejía en las cárceles no han conseguido que disminuya esta enfermedad, dice para avalar su afirmación.

"Yo tendría otros planteamientos", dice. El obispo Osés añade: "Pero como estamos en una sociedad plural hay que buscar medios para que esto [el sidal no se propague, pero medios que sean humanos. Que no tratemos ciertas cosas como si fueran pura fisiología". Son personas humanas, dice el prelado. La sexualidad, sostiene, tiene una dimensión de respeto a la dignidad humana, "que no se puede olvidar y no es pura genitalidad".

Según el criterio del obispo Osés, han de buscarse "todos los medios legítimos" para atajar el sida en las cárceles, y admite la utilización de los preservativos entre la población reclusa, pero desde un marco de actuación global, que respete el desarrollo integral de la persona. "De lo contrario", señala, estamos provocando estrictamente una dimensión parcial de la sexualidad, que en el fondo es una deshumanización de la propia sexualidad".

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