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Reynolds arremete contra los laboristas irlandeses para conservar el Gobierno

Enric González

La ciudadanía irlandesa se pronunció ayer en las urnas sobre el nuevo Gobierno del país y el nuevo enfoque constitucional sobre el aborto. Unos asuntos decisivos que, sin embargo, podrían permanecer confusos cuando, a partir de las nueve de la mañana de hoy, se abran las urnas y se conozcan los resultados. El mayoritario Fianna Fáil del primer ministro, Albert Reynolds, lanzó una ofensiva de última hora para impedir la pérdida de escaños que anunciaban las encuestas, y criticó a los emergentes laboristas.

Todo indicaba que ningún partido obtendría la mayoría absoluta y que el Gobierno seguiría en manos de una coalición, aunque el humor del país favorecía a la izquierda. En cuanto al aborto, los sondeos señalaban que la tercera y más importante de las tres preguntas, referida a una liberalización parcial, había de recibir un no. La macrovotación de ayer, tranquila y con una participación cercana al 70%, parecía abocada a abrir una época de inestabilidad.El Fianna Fáil distribuyó cientos de miles de folletos acusando al Partido Laborista, la gran fuerza emergente, de mantener en secreto un plan para aumentar los impuestos -extremo que lo! laboristas desmintieron furiosamente- y se presentó como el único partido que podía ofrecer estabilidad.

El enorme gasto publicitario electoral del Fianna Fáil, que sumó 70 millones de pesetas (más que todos los demás partidos juntos), más el probable reflujo de última hora hacia posiciones conservadoras, podrían mejorar sustancialmente las posiciones del gran partido interclasista irlandés.

El factor que permanecía desconocido ayer era la repercusión que el ambiente de crisis tendría en el voto. Con la moneda al borde de la devaluación, el paro en el 18% y creciendo y la CE hundida en el pesimismo, las opciones de cada uno de los 2,5 millones de electores podrían decantarse definitivamente al llegar a la urna: o reforzar el Gobierno existente y ya conocido (Fianna Fáil) o apostar decididamente por el cambio (Fine Gáel y, sobre todo, laboristas).

Los laboristas, una fuerza tradicionalmente minoritaria en la católica y conservadora Irlanda, confiaban ayer en dar un salto histórico. En la sede del partido se hablaba- ya de convertirse "al fin en la segunda fuerza del Parlamento y ser una auténtica alternativa", aunque para ello deberían rebasar al Fine Gáel (partido gemelo y enemigo del Fianna Fáil) y colocar en el Parlamento a casi todos sus cándidatos.

Sin mayoría absoluta

El resultado habría de ser, según todas las encuestas, un Parlamento sin mayoría absoluta. Y dada la tradición antiideológica de los partidos irlandeses, dos coaliciones serían posibles: Fianna Fáil (en torno a 75 diputados) con los laboristas (en torno a 30); o Fine Gáel (unos 45 diputados) con los laboristas y los Demócratas Progresistas (7-8 diputados). Se trataría, en cualquier caso, de coaliciones muy inestables, similares a la que el Fine Gáel y el Partido Laborista mantuvieron hasta 1987.La cuestión del aborto no parecía mejor encaminada que la composición del Parlamento. De las tres preguntas, las dos primeras, referidas a la libertad para abortar en el extranjero y a la libertad para recibir información sobre servicios en el extranjero debían ser aprobadas, según los sondeos, con cierta holgura. Pero con esas dos preguntas, lo que se hacía en realidad era refrendar la vigente ley del aborto en el país vecino, es decir, el Reino Unido.

La tercera pregunta era la referida a una timidísima liberalización del aborto en Irlanda, en los casos en que peligrara la vida de la madre. Esa pregunta, la llamada "sustancial" por el Gobierno, no tenía apenas posibilidades de contar con el sí del electorado irlandés en la consulta de ayer.

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