Intereses políticos y económicos
El gobernador de Hong Kong, Chris Patten, amigo personal de Major y dotado de una capacidad de maniobra política que quedó demostrada durante su liderazgo en el Partido Conservador británico, sabe que en el envite con China no sólo entran en juego intereses políticos y el futuro de los activistas que exigen un asiento en los organismos de decisión del enclave. Desde hace meses, China y el Reino Unido negocian la construcción del nuevo aeropuerto de Hong Kong y, aunque coinciden en su necesidad, discrepan en las vías de financiación de un presupuestó que invita al órdago: 22.000 millones de dólares (2,5 billones de pesetas).El Gobierno chino ha advertido esta semana a Patten que no siga adelante con el proyecto, en el que las compañías británicas se llevan la parte del león, sin haber solventado antes las diferencias pendientes.
De la solución de la crisis dependerá en parte el porvenir de las fuerzas democráticas tras la devolución de la colonia y también la cuenta de resultados de no pocas empresas con intereses en China y, principalmente, en la vecina provincia de Guandong, con 70 millones de habitantes y un hervidero de nuevos proyectos.
El rotativo Wen Wei Po, uno de los habituales portavoces en Pekín, avistaba un horizonte de catástrofes en una entrevista con el responsable de Hong Kong y Macao en el Gobierno chino. "De continuar Patten en su actitud, Hong Kong se sumirá en un profundo caos", manifestaba Lu Ping.
El pasado día 3 de noviembre, Chris Patten celebraba una entrevista que dolió especialmente a Pekín: se reunía con Xu Shegfa, un alto dirigente del partido nacionalista de Taiwan. Era el primer encuentro de un gobernador con un interlocutor cualificado del país que sirvió de refugio al Ejército y al equipo que gobernaron China hasta su derrocamiento en 1949 por la revolución maoísta.
Perpetuar la división
Pero el Diario del Pueblo, órgano del partido, aludió en un editorial a que el gobernador y el partido nacionalista de Taiwan coincidían en sus objetivos: perpetuar la división de China. "Se trata de un evidente desafío a la soberanía china", denunció. No parece, sin embargo, que la razón del conflictivo encuentro sea tanto prorrogar una cesión inevitable como demostrar a Pekín que la colonia, en los cinco años próximos, dispone de margen de maniobra y fuerza suficientes para complicar el proceso de traspaso de poderes si no recibe contrapartidas.El enclave de Hong Kong ha desempeñado en los últimos años un valioso papel de mediación entre China y Taiwan, que prohibe el comercio directo con la China continental, y en el enclave pernoctan diariamente turistas taiwaneses en tránsito hacia la madre patria.
El régimen chino había confiado en que la fórmula "un país, dos sistemas" aplicado a la colonia fuera aceptado por Taiwan para consumar así la anhelada reunificación nacional.
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