El desafío de Malcolm X
¿Su nombre? X. ¿Y el de aquel hermano que quema sus días en una cárcel de Alabama? X. ¿Y el de aquella hermana que sólo encontró consuelo en una ración de crack? X. ¿Y el del burócrata sin futuro, el abogado sin clientes, el estudiante sin estímulos, el deportista sin cerebro, la madre abandonada, el niño sin escuela, el joven con pistola, el soldado sin medallas, el intelectual sin esperanza? X, X,X, X, X, X, X, X, X.Todos los negros, blacks, afroamericanos de Estados Unidos se llaman X desde que Malcolm Little comprendió que X era el único nombre adecuado para aquellos que ignoran su verdadero origen y firman hoy Johnson o Washington porque el amo de su bisabuelo esclavo decidió bautizarles así.
Por eso, Malcolm Little prefirió renunciar a su ridículo apellido para sustituirlo por una inquietante X que simboliza no sólo la rebeldía de una minoría que no acaba de ser aceptada en la sociedad estadounidense, sino la dignidad de quien se niega ya a suplicar esa aceptación; una X que hoy se reproduce centenares de miles de veces en los muros de las ciudades de este país, en la indumentaria de los negros ansiosos de atención, como una forma de advertirle a la mayoría blanca: sus días de plácido sueño americano están contados.Malcolm X vuelve hoy al primer plano de la atención de este país después de más' de tres décadas en las que el movimiento negro parecía reducido a una lucha individual por ascender en el mundo de los blancos. Su repentina fama puede coger por sorpresa a quienes pensaban que la población negra se conformaba con un asiento -de segunda clase en el mismo tren hacia el progreso en el que viajaba la raza mayoritaria, pero confirma los augurios de quienes observaban que la ira de siempre encontraba hoy reflejo en las violentas pandillas de barrio, en los grupos de rap, en los sucesos de mayo pasado en Los Ángeles y en un nuevo cine agresivo que denuncia injusticias y arrasa taquillas.
Tampoco es ninguna sorpresa que sea, precisamente, la figura de Malcolm X, un religioso iluminado que llamaba demonio al hombre blanco, la que protagonice ahora este nuevo esfuerzo de los negros por hacerse respetar en medio de una sociedad con crisis económica y abierta a la competencia de otras razas y otras minorías pujantes.
"Malcolm fue un héroe en su tiempo y lo sigue siendo hoy día. Su éxito no es sólo el resultado de una película, es el producto del estado actual de las relaciones sociales en este país. El mensaje de Malcolm sigue siendo escuchado hoy, aunque tal vez de una manera distinta; hoy lo escucha una minoría que trata de redefinir su papel en esta sociedad", afirma Bette Dickerson, profesora de Sociología Afroamericana de la American University de Washington. "Malcolín X despierta una forma de reverencia por parte de los afroamericanos porque les muestra el camino de una cultura negra, no por medio de la violencia, pero sí de la autodefensa.
Los jóvenes negros han redescubierto ahora a Malcolm X porque han perdido el miedo que tuvieron en otros años; han perdido el miedo y se sienten atraídos por el mensaje de desafío que trae Malcolm", dice John Wilson, del Centro para Estudios Políticos y Sociales.
Malcolm Little nació en un hospital de Omaha (Nebraska) el 19 de mayo de 1925. Creció con la convicción de que el coche que atropelló y mató a su padre seis años después iba conducido por un asesino de un grupo racista blanco. Su madre tuvo que ser internada en un manicomio después de que una banda del Ku Klux Klan atacara e incendiara su casa, y el muchacho quedó solo a los 14 años. Se ganó la vida como limpiabotas, lavaplatos y obrero del ferrocarril, hasta que consíguió un trabajo como animador en un bar de Nueva York.
El Ejército lo rechazó para el servicio por poseer "una personalidad psicópata, perversión sexual y rechazo psiquiátrico". En Boston se vinculó con los bajos fondos de la delincuencia de la ciudad hasta que fue detenido, acusado de robo y posesión de armas de fuego, en enero de 1946.
Durante sus seis años y medio en la cárcel conoció las en enseñanzas del líder negro musulmán Elijah Muhammad y se convirtió al islamismo. En las cartas desde su celda, Malcolm X proclamaba que había llegado "la hora de destruir a los viles" y se declaraba, "comunista desde siempre".
Cuando abandonó la prisión, se transformó en El-Hajj Malik El-Shabazz y se dedicó plenamente a su militancia musulmana en el grupo Nación del Islam, que presidía Elijah. Predicó en el templo de Detroit, fue líder del templo de Filadelfia y, más tarde, del de Nueva York. Fue su etapa más radical, aquella en la que advertía que "el odio, odio produce" y anunciaba que "la revolución comenzó en Harlem", el barrio donde, según un informe del FBI, se había entrevistado en secreto con Fidel Castro en 1960.
Malcolm X criticó al presidente Kennedy y descalificó duramente la marcha sobre el monumento a Lincoln, en Washington, organizada por Martin Luther King: "Una manifestación dirigida por blancos frente a la estatua de un presidente que murió hace años y al que nunca le gustaron los negros".
Su relación con King, con el que sólo se encontró en una ocasión, en 1964, fue tensa y difícil. En aquellos años, ambos eran la cara y cruz del movimiento negro; la opción pacifista, King, y la opción radical, Malcolm. Tras el asesinato de Malcolm, King redactó un mensaje de respeto y solidaridad.
Malcolm X viajó varias veces por países árabes y africanos, y cumplió con la obligación islámica de peregrinar a La Meca. Durante sus desplazamientos se entrevistó con jefes de Estado del Tercer Mundo, entre ellos el príncipe Faisal de Arabia Saudí.
Tuvo gran amistad personal con Cassius Clay, a quien convirtió al islamismo y rebautizó como Mohamed Alí. Su mensaje en ese tiempo era el de "darle al Ku Klux Klan un poco de su propia medicina". "Durante mucho tiempo nos han enseñado que hay que responder a las ataques poniendo la otra mejilla. Pero ya estamos cansados, ya no vamos a poner de nuevo la otra mejilla", decía en un discurso en Nueva York.
En 1964, después de varios meses de discrepancias con Efijah Muhammad, Malcolm fue expulsado de Nación del Islam y se prohibió a los musulmanes dirigirle la palabra. Malcolm se había hecho eco tiempo atrás de los rumores sobre la infidelidad del gran líder islámico norteamericano, que todavía sigue hoy inspirando al grupo Nación del Islam. Malcolm estaba casado con Bett Shabazz y era padre de seis hijos.
Tras su salida de esa organización, Malcolm X moderó considerablemente sus puntos de vista. Decía que "algunos blancos valían la pena" y transformó su discurso pro violencia en un
mensaje-en favor de la autodefensa. Se declaró partidario de la resistencia pasiva, y su figura comenzó a parecerse más a la de Gandhi que a la del líder musulmán que adoró anteriormente.El 21 de febrero de 1965, a las 15.30, mientras pronunciaba un mitin en Harlem, un pistolero le disparó los tres tiros que le costaron la vida. El atentado fue atribuido a musulmanes radicales que querían hacerle pagar a Malcolm por su ruptura con Elijah. El propio Elijah negó cualquier relación con el asesinato, en el que algunos rumores implicaron a agentes del FBI que, desde hacía años, habían advertido del peligro de las actividades de Malcolm.
Casi 30 años después de ese asesinato, los jóvenes que gritan "no justicia, no paz" en las calles de Los Ángeles van vestidos con gorras y camisetas en las que destaca una gran X como símbolo de identidad. El éxito del cantante de rap Ice T, que hizo famosa una canción titulada Asesino de policías, no es un fenómeno demasiado diferente al éxito de Malcolm. Como tampoco es muy diferente la moda de la X de esa otra moda de modales y vestimentas agresivos que fascinan hoy a los jóvenes negros. Todo tiene en común un síntoma de desilusión, de desesperación incluso.
"Malcolm sigue teniendo seguidores porque existe una gran desilusión en la comunidad negra, que ha sufrido un gran retraso en la última década en términos de su situación económica y sus derechos civiles. El mensaje de Malcolm significa algo distinto para cada grupo que lo escucha, pero hay algo en común para todos: es un símbolo de identidad negra", opina la experta en cultura popular Pat Aufderhaide.
"A pesar de todas las discrepancias que puedan existir en relación a él, Malcolm X es respetado por su trabajo en favor de la causa de la población negra", dice un portavoz de la Asociación Nacional para el Desarrollo del Pueblo de Color.
Para los blancos resulta difícil de comprender la pasión desatada por este personaje y suelen atribuirla a una moda pasajera, pero los dirigentes negros encuentran en Malcolm X una oportunidad para apelar al autorrespeto en su propia comunidad. La película de Spike Lee ha provocado miedo entre los blancos, que temen disturbios en las ciudades en las que se estrene, pero, aparentemente, les sirve a los negros. para volver a creer en si mismos.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.