La culpa es siempre del que no ha venido

Madrid tiene un debate de la región, pero lo que necesita son careos. El Ayuntamiento responsabiliza a la Comunidad y al Gobierno de lo que a él le pasa. La Comunidad ataca al Ayuntamiento y se escuda en las competencias del Estado. Y el Gobierno ni siquiera responde, porque sus debates abarcan una realidad mayor en la que Madrid, al contrario que otras comunidades, no aparece ni por asomo.Joaquín Leguina habló ayer de la industrialización, lo que representa un acto de encomiable entusiasmo político, dado que su Gobierno no tiene competencia alguna en la materia. Trajo a colación la congestión viaria para decir que las autoridades municipales aún creen en el milagro de los coches y las carreteras. Hasta se lamentó de la crisis del cine, curioso tema que jamás se debatiría en Aragón o en Murcia, pero que en Madrid, por ser lo que es, cabe perfectamente, para solaz del Ministerio de Cultura. Leguina denunció también la falta de respuesta del alcalde y del delegado del Gobierno en los problemas de los barrios del sur. Y reprochó al Ayuntamiento sus deudas para con el Consorcio de Transportes, lo que llevó a las buenas memorias que, a su vez, el municipio reclama al Estado 20.000 millones que le debe.¡ Así que daban ganas de presenciar un debate en el que participen los tres poderes que andan en liza, para que del cotejo de ideas resulte la luz, si lo sigue teniendo a bien la televisión autonómica.

Y no sólo los demás organismos públicos formarían parte del espectáculo. También los privados, como los bancos que no han colaborado en los planes de viviendas. 0 incluso los partidos, porque Leguina criticó que en el caso del racismo en Aravaca algunos se enzarcen para averiguar quién empezó primero (su compañera Carmen García Bloise acusó al Ayuntamiento de crear la crispación).

En su intervención de hoy, el portavoz del PP, Alberto Ruiz Gallardón, se verá obligado a representar a los más variopintos intereses. Tendrá que defender a la banca, sin ser integrante de ningún consejo de administración; al Ayuntamiento, sin ser concejal, y a lo mejor hasta al Estado, sin ser del PSOE. Él solito, va a personificar todo un consorcio con dos zapatos.