El Gobierno lituano trata de frenar el avance ex comunista en la segunda ronda electoral
Los lituanos acudieron ayer a las urnas sin entusiasmo anoche se estimaba una participación del 57%- a pesar de la gran importancia que tenía esta segunda vuelta electoral, en la que debían determinar si la izquierda va a tener mayoría absoluta en el primer Parlamento elegido tras la independencia o deberá conformarse con una mayoría relativa. La derecha nacionalista del Sajudis, en el poder, ha tratado por todos los medios de atenuar el aplastante triunfo del Partido Laborista Democrático de Lituania (PLDL, ex comunista) en la primera vuelta electoral, y ayer mismo, la Comisión Electoral, controlada por ella, aprobó una resolución claramente dirigida a privar del acta de diputado a candidatos electos de la izquierda.Dicha comisión, por 15 votos contra cinco, decidió ratificar una resolución tomada días atrás, según la cual no podrán acceder al escaño aquellos diputados electos sospechosos de haber mantenido relaciones o haber pasado información al KGB, que deberán ser sometidos a una investigación que confirme o deseche esa sospecha. Esta medida, en caso de aplicarse realmente, puede enrarecer enormemente el panorama político lituano. Un proceso judicial por suspuestas vinculaciones al KGB contra la ex primera ministra Kazimiera Prunskiene ya arruinó la carrera política de esta brillante dirigente de la izquierda.
Voto del miedo
"Es prematuro considerar que el PLDL ha ganado ya las elecciones", ha repetido los últimos días Vitautas Landsbergis, el líder nacionalista que llevó al país hacia la independencia, al tiempo que su partido apelaba al voto del miedo e identificaba sistemáticamente a sus adversarios con la dictadura soviética. "El PLDL está estrechamente vinculado al pasado contra el que Lituania ha luchado durante 50 años, y aunque ha cambiado de nombre, ideas y miembros sigue siendo el mismo partido", declaró días atrás el actual primer ministro, Alexandras Abisala.
Un segundo argumento contra los laboristas ha sido que su victoria perjudicaría económicamente al país. El ministro de Hacienda, Gediminas Jerxnis, ha asegurado que representantes del Fondo Monetario Internacional (FMI) le habían mostrado su "seria preocupación" por los resultados electorales del 25 de octubre ante la posibilidad de que un Gobierno de izquierdas tratara de modificar profundamente la actual política económica.
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