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La colonia dominicana pide ayuda contra la xenofobia

Unas 2.500 personas se concentraron ayer por la tarde en la plaza de la Corona Boreal del madrileño barrio de Aravaca para protestar por el primer asesinato racista perpetrado en España. Los reunidos corearon consignas contra la ley de extranjería, contra el racismo y contra el ministro del Interior, José Luis Corcuera. Un sector minoritario, que no respetó ni a los oradores dominicanos, intentó sin éxito imponer consignas calificando al Gobierno del PSOE de fascista. Centenares de dominicanos e inmigrantes de otras nacionalidades acudieron durante el día a la plaza de Aravaca para depositar flores en un improvisado monumento funerario.

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La plaza de la Corona Boreal, escenario de los primeros roces entre inmigrantes y un sector de los vecinos, se convirtió en centro del homenaje póstumo a Lucrecia Pérez Martos, asesinada el viernes por pistoleros enmascarados. Familiares de la víctima permanecieron en la calle toda la madrugada y la mañana del domingo, mientras el Centro Cívico de la Junta Municipal de Moncloa, cuya fachada da a la plaza, seguía cerrado a cal y canto.En los corrillos, los comentarios de los inmigrantes hablaban más de dolor y de desconcierto que de indignación o protesta. Sólo una queja, prácticamente unánime: las autoridades españolas han esperado a que haya un muerto para iniciar el diálogo y comprometerse a facilitar un local de reunión y de refugio.

El origen de las fricciones entre inmigrantes y vecinos durante los últimos meses fueron las concentraciones de dominicanos en dicha plaza, los jueves y los domingos, a falta de un local cerrado. Todas las solicitudes para conseguir el uso de una sala del Centro Cívico Municipal obtuvieron respuesta negativa.

Algunos vecinos responsabilizan al concejal presidente de la Junta Municipal del Distrito de Moncloa, Luis Molina, del PP, al que acusan de incumplir desde marzo una moción aprobada por mayoría para que se cedieran locales a los dominicanos y se organizaran actividades sociales para facilitar su integración.

Izquierda Unida y el PSOE enviaron representaciones oficiales y coronas de flores, y una delegación de CC OO acudió para mostrar su solidaridad. A la concentración de la tarde asistieron Carmen García Bloise, de la ejecutiva del PSOE; el portavoz municipal socialista, Juan Barranco, y el secretario general de USO, Manuel Zaguirre. También se desplazó el embajador de la República Dominicana en Madrid, Rafael Gautreau.

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Portavoces de la comunidad dominicana dirigieron la palabra para pedir diálogo, reconocimiento de derechos a los inmigrantes y colaboración de todos para frenar la xenofobia. Los oradores insistieron en que no se puede responsabilizar del crimen a los españoles "sino a una minoría recalcitrante".

Integrantes de la colonia dominicana se concentraron espontáneamente al anochecer para protestar en las inmediaciones de la discoteca Four Roses, en la que se produjo el crimen.

Mientras, José Luis Corcuera confirmó ayer en Bilbao que las balas que acabaron con la vida de Lucrecia Pérez Martos, "eran de procedencia [de la fábrica del Santa Barbara, que es al parecer la munición, si todo se confirma, que utiliza el Ejército", informa Aitor Guenaga.

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