Los jardines y la cultura
Tenemos un patrimonio extenso y rico al que la probada incultura nacional ha expoliado -llegando incluso a exportar al extranjero monumentos enteros piedra a piedra-, ha degradado o destruido.Al abandono secular de todo lo histórico se unen los llamativos parches a base de cemento y ladrillo, la especulación inmobiliaria en el entorno monumental o unas restauraciones (por llamarlas algo) que nada tienen que ver con los materiales ni los estilos originales.
Mientras se despilfarra dinero a espuertas en pruebas alucinantes como el jardín tropical de la estación de Atocha (705 millones de pesetas) o en jardines megalomaniacos como el del Campo de las Naciones, alejado de todo lugar habitado, los pequeños jardines tradicionales, cargados de historia e integrados en el medio urbano, son ejemplo vivo del olvido municipal.
Un país sin una cultura histórica viva y palpable sufre una colonización cultural; unos gobernantes que no recuerdan y respetan la historia, difícilmente serán recordados y respetados por ella-
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