Luces y sombras en Budapest
El presidente ruso, Borís Yeltsin (derecha), pasa revista junto al presidente húngaro, Arpad Goncz, a la guardia de honor que le recibió ayer en el aeropuerto de Budapest. La estancia de presidente ruso produjo acuerdos y desacuerdos. Moscú ha renunciado a reclamar una compensación por la infraestructura militar dejada por la retirada de las tropas soviéticas en 1991 y Budapest dejará dé exigir compensaciones por las daños al medioambiente causa dos por la tropas. No hubo acuerdo, en cambio, sobre los 2.000 millones de dólares (más de 220.000 millones de pesetas) que la antigua URSS dejó a deber por bienes comprados a Hungría. Yeltsin también depositó una corona en el monumento a los soldados soviéticos caídos, un monumento que irrita a los anticomunistas húngaros.
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