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Dos militares españoles formarán parte del mando del Ejército franco-alemán

El ministro de Defensa, Julián García Vargas, anunció ayer ante la Comisión de Defensa del Congreso que antes de fin de año dos oficiales españoles se integrarán como observadores en el Estado Mayor del recién creado Cuerpo de Ejército franco-alemán. García Vargas lo comunicó a sus colegas de Francia y Alemania en carta que les dirigió el pasado 31 de agosto y en la que aceptaba la indicación que le hicieron en este sentido.

García Vargas explicó ante la comisión que la postura del Gobierno español no ha variado, y que en esa misma carta se hacía saber que no se compromete el futuro de la decisión de nuestro país con la designación de estos dos militares.El ministro de Defensa se extendió en explicar que los recelos iniciales que pudo despertar la iniciativa franco-alemana, han quedado despejados al quedar claro que su prioridad dé actuación quedará vinculada a la Unión Europea Occidental (UEO), lo, que responde a los planteamientos del Gobierno español.

Antonio Romero, portavoz de Izquierda Unida, replicó que su grupo teme justamente lo contrario, es decir, que una UEO dependiente de la OTAN se convierta en pilar de la defensa europea. Romero ironizó en varias ocasiones sobre la "unanimidad" del grupo de Izquierda Unida en esta materia. "Tanto los del sí crítico como los de la abstención nos hemos mostrado unánimes, lo cual es noticia", dijo.

El ministro García Vargas dedicó otra buena parte de su comparecencia en el Congreso, que se prolongó durante casi cuatro horas, a explicar la situación del programa del Avión de Combate Europeo (EFA).

Abaratar el coste

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El responsable de Defensa se mostró convencido de que el próximo día 20 puede haber acuerdo entre los estados mayores de los cuatro países implicados en el proyecto: Alemania, Reino Unido, Italia y España, p ara conseguir los tres objetivos por los que, según el ministro, ha luchado nuestro país en los últimos meses: abaratar el coste en un 30%, simplificar las características del avión y aplazar su fabricación de modo que no haya prototipos definitivos hasta 1994, o más probablemente 1995, y aviones listos para su entrega antes de 1998 o 1999.

García Vargas dijo que en los presupuestos generales de 1993 se habían destinado para esta partida 20.000 millones de pesetas menos de los previstos inicialmente, cifra que correspondería a una reducción del 30% en nuestra participación en el proyecto, que es de un 13% del total.

Según García Vargas se ha tomado como referente el F-18 americano que, en este momento se sitúa en el mercado entorno a los 55 millones de dólares por unidad (unos 5.600 millones de pesetas).

Julián García Vargas insistió en que los cuatro países están de acuerdo, dadas sus necesidades presupuestarias, en abaratar costes y en que la nueva situación geoestratégica tras la caída de la Unión Soviética permite fabricar un avión de combate mucho menos sofisticado y en consecuencia más barato que el previsto en principio. García Vargas se refirió a lo que ya se conoce como el EFA-light, y explicó que no podía dar detalles sobre las reducciones que se pretenden para el nuevo aparato.

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