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Crítica:CLÁSICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Grandes premios

En su concierto del jueves, la Sinfónica de RTVE, dirigida por su titular, Sergiu Comissiona, dio a conocer Virtus, opus 53, de Salvador Brotons, premio Reina Sofía, de la Fundación Ferrer Salat, el año pasado. Luego, presentó al pianista Eldar Nebolsin, gran premio y medalla de oro en el concurso internacional de Santander del presente año. Un público entusiasta, presidido por la reina Sofía, revalidó los galardones con el voto unánime de sus aplausos.Desde que, en 1977, escuchamos a la ONE las Cuatro piezas, de Brotons, llamaron nuestra atención no sólo los dones del compositor, sino su rara y anticipada maestría. Unos y otra se han desarrollado notablemente, como lo demuestra Virtus; desde 1985, Brotons reside en Estados Unidos y actualmente es profesor en la Universidad de Portland y director de su Orquesta.

Orquesta Sinfónica de RTVE

Director: S. Comissiona. Solista: E. Nebolsin. Obras de Brotons, Rachmaninov y Shostakóvich. Teatro Monumental. Madrid, 5 de noviembre.

Virtus parte de ideas platónicas para objetivarse en pura música, bien concebida, escrita y obediente a un inequívoco pensamiento sinfónico. Las cuatro virtudes cardinales funcionan como impulso, un poco al modo de Hindemith en sus Cuatro temperamentos, y la música, cuyo mundo no es la ética ni la filosofía, se desarrolla muy contrastadamente a través de pasiones, por decirlo a lo monteverdiano, que vienen a constituir respuestas caracterológicas a las incitaciones filosóficas: serenidad, ímpetu, agitación, comedimiento, que, bajo el enunciado de la virtud última, la justicia, se funden en un todo coherente y resumidor, punto culminante que se cierra firme y suavemente con el acorde de do mayor empleado como símbolo del equilibrio y la justicia eterna.

Como sucede con cualquier género de argumentos, las obras musicales resultantes, si son buenas, cobran independencia y nos permiten olvidar los puntos de partida extramusicales. No escapa a la regla Virtus, dentro de una ideología, una dialéctica y unos procedimientos firmemente enraizados en lo tradicional, pero reveladores de algo individual y propio de un artista inmerso en su tiempo y su circunstancia. La orquesta suena flexible y esplendorosa en tonos "nobles y elevados", como diría mi maestro, Conrado del Campo. Gracias a la claridad y seguridad de la versión, el mensaje de Brotons llegó a todos y todos ovacionaron al autor.

Un fascinante pianista

También está unido a doña Sofía el otro premio presentado ayer: el fascinante pianista ruso de 17 años Eldar Nebolsin, pues como discípulo de Dimitri Baskirov estudia, desde el pasado curso, en la escuela superior fundada y dirigida por Paloma O'Shea que lleva el nombre de la reina de España. Tocó el Concierto número 2 en do menor, de Rachmaninov, con un virtuosismo potente y sin vanidad y unas calidades sorprendentes. Desde el arranque de la obra percibimos la categoría de un pianista creador de bellas sonoridades, desde las que, a lo largo de toda la obra, sirvió las intenciones expresivas del romanticismo terminal de Rachmaninov a través de un fraseo perfecto, un cantabile de gran aliento poético, una articulación y una vitalidad rítmica fuera de lo común. Nebolsin no posee sólo, como suele decirse, manos, sino talento imaginativo bien demostrado. Es hoy un gran pianista; mañana será un mito en el reducido cuadro de los elegidos.

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