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Un juez de Barcelona cree que los acusados de traficar con hormonas para el crecimiento no delinquieron

Àngels Piñol

El juez de guardia de Barcelona dejó ayer en libertad al médico y los farmacéuticos acusados de integrar una red sospechosa de traficar ilegalmente con hormonas para el crecimiento infantil al considerar que no delinquieron. El magistrado entiende que sólo uno de los detenidos pudo cometer un delito contra la salud pública al vender sin permiso cajas de hormonas que tenía almacenadas en su casa.

El juez José Joaquín Pérez Beneyto interrogó ayer a Carlos Pavía, jefe del departamento de Endocrinología. del hospital de Sant Joan de Déu, que a su vez es miembro del consejo asesor que depende del Instituto Catalán de la Salud (ICS) y que autoriza estos costosos tratamientos (entre dos y tres millones de pesetas por caso). Los mossos le acusaban de facilitar a Matías Moreno -amigo del médicolos nombres de los pacientes. De esta forma, Moreno; el propietario de tres farmacias, Joaquim Ensesa, y sus tres empleados habrían acaparado la venta de estos medicamentos para después repartirse las comisiones, de acuerdo con la versión policial. Los mossos calculan que unos 100 niños fueron tratados por esta red paralela a la oficial.El juez que ha instruido el caso, y que ayer estaba de guardia, entiende que Pavía no filtró datos confidenciales al facilitar las identidades de los niños puesto que, como no es funcionario, no existe revelación de secreto. Pese a ello, Pavía admitió ante el magistrado que pasaba los datos a Moreno -un ex visitador médico en paro- y que recibía por ello, de vez en cuando, cantidades que oscilaban entre 50.000 y 100.000 pesetas, que invertía en la compra de libros y revistas para el hospital. El dueño de las tres farmacias implicadas en la red infringió la normativa colegial puesto que en dos de sus establecimientos figuraban como titulares otras personas. Sus empleados quedaron en libertad.Moreno pudo cometer un delito contra la salud pública al despachar hormonas sin tener farmacia ni ser titulado. En la zapatería de su mujer y en su casa le fueron intervenidas entre 200 y 300 cajas vacías de hormonas Genotonorm-4, elaboradas por un laboratorio de Sant Cugat, sin fecha de caducidad, y otras que ya estaban caducadas (la ingestión de estos fármacos en ese estado no producen efectos ni causan secuelas). Técnicos de Sanidad analizan otras cápsulas almacenadas en bolsas -cuando deben conservarse en el frigorífico- por si fueron manipuladas y se cometió un supuesto delito de estafa. Fuentes judiciales señalaron que existen indicios de que Moreno pudo desviarlas al mercado negro.

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