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Reynolds convoca elecciones en Irlanda tras perder una moción de confianza

Enric González

La precaria coalición que ha gobernado Irlanda durante los últimos 40 meses se rompió definitivamente ayer. Los Demócratas Progresistas votaron contra sus antiguos socios del Fianna Fáil, derrotando al Gobierno de Albert Reynolds en una decisiva moción de confianza. Inmediatamente después de caer el Gobierno, Reynolds disolvió el Dail (Parlamento), como se esperaba desde hace una semana, y convocó elecciones generales para el día 25.

En esa misma fecha se celebrará también el triple referéndum sobre el aborto, inicialmente fijado para el 3 de diciembre. La ruptura de la coalición fue causada, de hecho, por el propio Reynolds, que acusó de perjurio al líder de los Demócratas Progresistas, Des O'Malley, forzándole a abandonar el Gobierno. O'Malley dimitió el miércoles por la noche como ministro de Comercio, junto con sus correligionarios Bobby Molloy, ministro de Energía, y Mary Harney, subsecretaria de Medio Ambiente.

Albert Reynolds, que alcanzó la jefatura del Ejecutivo hace menos de un año, tras la dimisión de Charles Haughey, afirmó ayer que los gobiernos de coalición "perjudican el progreso de Irlanda". "Un Gobierno del Fianna Fáil en solitario, con una mayoría suficiente, podría hacer más por Irlanda que una caótica coalición multicolor compuesta por partidos enfrentados entre sí", manifestó Reynolds, durante el debate de la moción de confianza. La discusión se convirtió en algo parecido a un mitin electoral conjunto, en el que cada líder político tomó posiciones ante la inmediata y breve campaña.

Sistema de coaliciones

Reynolds quiere conseguir una mayoría fuerte y acabar con el sistema de coaliciones. Las coaliciones, sin embargo, son la maldición política que persigue a Irlanda. Los dos grandes partidos, el Fianna Fáil, de Albert Reynolds, y el Fine Gael, de John Bruton, nacieron como escisiones de un mismo partido, el Sinn Féin, que hoy sólo sobrevive en Irlanda del Norte, y su programa político es muy similar. Ambos son moderados en lo económico y conservadores en lo social, ambos se definen como interclasistas y ambos parecen incapaces de obtener una mayoría significativa el próximo 25 de noviembre. El sistema electoral irlandés, una complicada mezcla de proporcionalidad y mayorías, tiende a fragmentar el Dáil (Parlamento). Los dos partidos alternativos, los Laboristas (izquierda) y Demócratas Progresistas (centro-izquierda) son las minorías necesarias para apuntalar cualquier gobierno. La audaz apuesta de Reynolds, al romper agriamente con los Demócratas Progresistas y buscar la mayoría absoluta, podría acabar llevándole a la oposición.

De este modo, podría beneficiar al Fine Gáel, cuyas relaciones con los dos partidos minoritarios son relativamente buenas. O'Malley, el líder de los Demócratas Progresistas, acusó ayer a Reynolds de comportarse "dictatorialmente", y pronosticó que la disolución anticipada del Parlamento tendría "efectos autodestructivos" sobre el Fianna Fáil.

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El líder del Fine Gael, John Bruton, lanzó su primera crítica preelectoral contra Reynolds al afirmar que el primer ministro "convoca elecciones cuando el desempleo y los tipos de interés se encuentran en el nivel más elevado".

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