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Major libra su última batalla para salvar Maastricht y su carrera política

Enric González

El primer ministro británico, John Major, luchaba ayer con todas sus fuerzas por salvar el Tratado de Maastricht y su propia carrera política. La crucial votación de hoy en la Cámara de los Comunes se presentaba ajustadísima, y los conservadores rebeldes pronosticaban una derrota del Gobierno. Major convocó varias reuniones restringidas de diputados, que seguirán esta mañana, para convencer a los euroescépticos de que Maastricht preservaría la soberanía nacional de los países comunitarios.

Pero al mismo tiempo, en Berlín, un vicepresidente de la Comisión Europea, Martin Bangemann, aseguraba que "la noción de subsidiariedad", con la que Major intenta atraerse a los euroescépticos, "presupone la idea de un super-Estado federal europeo".La declaración de Bangemann no pudo efectuarse en peor momento desde el punto de vista de Downing Street. Todo un vicepresidente de la Comisión desautorizaba así a un John Major desesperadamente necesitado de ayuda. Los cabecillas del grupo rebeldes del Partido Conservador recibieron con indisimulado alborozo la manifestación de Bangemann, y pidieron oficialmente que una copia de ella permaneciera colgada en el tablón de anuncios de la Cámara de los Comunes durante la votación de mañana.

Mientras, fuentes cercanas a Downing Street afirmaban que Bangemann era "indigno" del puesto que ocupaba, y el Foreign Office intentaba que el propio presidente de la Comisión, Jacques Delors, desautorizara de forma pública a su vicepresidente. Major explicó que Bangemann no había asistido a ninguna de las reuniones en que los líderes europeos negociaron el Tratado de Maastricht, y que su punto de vista no coincidía con el de ningún Gobierno comunitario.Major ha venido asegurando, desde que la cumbre de Maastricht produjera hace casi un año el tratado para la Unión Europea, que el federalismo estaba excluido del futuro comunitario. En su esfuerzo por atenuar la desconfianza de un sector de su propio grupo parlamentario, Major llegó a autocalificarse el lunes pasado como "el principal euroescéptico en el Gobierno", e insistió una y otra vez en que la subsidiariedad garantizaría una Comunidad descentralizada y una Comisión con influencia limitada.Previsión de los rebeldes

El diputado Bill Cash, uno de los más significados rebeldes, aseguró ayer que 37 parlamentarios tories se habían comprometido a votar contra el Gobierno. Si los hechos confirmaran esta previsión hoy, la moción del Gobierno sería derrotada con casi total certeza. La ratificación del Tratado de Maastricht se vería así retrasada hasta el próximo mes de enero, cuando menos, y un, John Major desprovisto por completo de autoridad política debería pensar en la dimisión.

Pero la victoria gubernamental sigue siendo la hipótesis más razonable. Otro tory euroescéptico, Nigel Waterson, anunció ayer que votaría a favor de Major y pronosticó que el Gobierno vencería "por un resultado mucho más amplio de lo que se espera". Algunos dirigentes de la oposición laborista, que votará contra Major, admitieron también en privado que "el Gobierno acabará venciendo, pero le habremos dado un buen susto".

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Los laboristas publicaron ayer su moción alternativa, que podría atraerse el voto de algunos tories en su petición de que el debate para la ratifica ción de Maastricht sea pos puesto hasta después de la cumbre comunitaria de Edimburgo, en diciembre, para que el Parlamento pueda votar conociendo cuál es exactamente la situación de Dinamarca, y en qué resultan las disquisiciones sobre la aplicación práctica de la subsidiariedad.

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