Condenado en Francia a 4 años de cárcel el responsable de las transfusiones con sida
Cinco minutos bastaron ayer para que el tribunal correccional de París leyera la sentencia de uno de los juicios más dramáticos de la reciente historia francesa: el de la contaminación de hemofílicos con el virus del sida. Tres de los cuatro médicos acusados fueron declarados culpables, y el principal de ellos, Michel Garretta, director en el momento de los hechos del Centro Nacional de Transfusión Sanguínea (CNTS), condenado a cuatro años de cárcel. Tras oir la sentencia, una voz se alzó en la sala: "El Estado es el asesino".
Sobre la conciencia del poder socialista francés pesará como una losa este asunto. Durante 1984 y 1985, los responsables de la sanidad pública efectuaron, con conocimiento de causa, transfusiones de sangre contaminada con el virus del sida a los hemofílicos. Unas 1.200 personas fueron infectadas; 256 ya han muerto.Hace unos días, gracias la relativa mayoría socialista en el Parlamento francés, Laurent Fabius y Georgina Dufoix, primer ministro y ministra de Sanidad en el periodo de la contaminación, respectivamente, escaparon a la acusación de envenenamiento ante la Alta Corte de Justicia. Fabius y Dufoix habían comparecido en el juicio contra Garretta, desarrollado entre el 22 de junio y el 5 de agosto, pero tan sólo como testigos.
Los dos declararon que no sabían lo que estaba ocurriendo en el CNTS y que cuando lo supieron ordenaron el cese de las transfusiones contaminadas. "Soy responsable, pero no culpable", declaró Dufoix.
Garretta, el principal responsable material del crimen, no se encontraba ayer en la sala del tribunal parisiense. En los días anteriores había volado a Estados Unidos, país que no concede a Francia la extradición de los condenados por fraude.
El tribunal declaró a Garretta "en fuga" y decretó una orden internacional de detención. Pero su esposa y su abogado aseguraron que volverá a Francia de inmediato para convertirse en prisionero.
Lo máximo posible
El ex director del CNTS tendrá que pasar cuatro años en la cárcel por "engaño sobre la calidad sustancial de un producto". Jean-Pierre Allain, jefe del departamento de investigación del CNTS, fue condenado a cuatro años de prisión, dos de ellos firmes -al concocer el veredicto, Allain ha dimitido como director del centro de transfusión que dirigía ahora en Cambridge-, y Jacques Roux, director general de Sanidad, a otros cuatro, pero con suspensión de condena. Eran las penas pedidas por la acusación, las máximas posibles, dada la negativa del juez a aceptar la existencia de un delito de envenenamiento.En su sentencia, el tribunal declara probado que, a finales de 1984 y comienzos de 1985, los responsables de la sanidad francesa sabían que los productos sanguíneos que aplicaban a los hemofílicos estaban contaminados de sida. También da por seguro que conocían la existencia de una técnica -la de esterilización por calentamiento de la sangre- que podía eliminar todos los riesgos. Pero, para ahorrarse dinero, prefirieron dar salida a las reservas de sangre infectada.
Los 30 hemofílicos contaminados constituidos en acusación civil no ocultaron su desilusión por como ha concluido el escándalo. "Garretta, Allain y Roux son culpables, pero no los únicos. ¿Qué ocurre con los políticos?", dijo uno de ellos.
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