Los vecinos de San Cristóbal temen que estalle el conflicto con los 'yonquis'
La gente cabal del barrio de San Cristóbal de los Ángeles comparte el temor: en cualquier momento puede estallar el conflicto. Los vecinos, que desde hace un mes patrullan el barrio para echar a los camellos y disuadir a los drogadictos, acusan el cansancio de las noches de vela y dicen haber recibido amenazas de los heroinómanos. Los yonquis lo niegan: "Ellos no se pueden tomar la justicia por su mano. Se están pasando". Según la policía, no ha habido incidentes importantes.
"He visto a alguno de los vecinos a punto de levantar la mano. Puede pasar cualquier cosa, porque la gente teme que sus hijos se contagien y se hagan drogadictos", explica Manuel Menéndez, 28 años de antigüedad en el barrio. "La situación se puede escapar de las manos", advierte el párroco, José Manuel Sacristán.En San Cristóbal de los Ángeles se respiraba ayer miedo a que la situación se deteriore. "¿Qué pasará cuando volvamos a casa?", se preguntaban algunos vecinos vigilantes. Ricardo Muñoz, uno de los patrulleros de la calle Moncada, aseguraba que los drogadictos han proferido amenazas contra ellos. Otros compañeros coincidían en la acusación. Los drogadictos lo negaban.
En esta calle Moncada se registró un incidente el jueves por la noche. Según la Jefatura Superior de Policía, un supuesto toxicómano rompió una cabina telefónica y fue identificado gracias a los vecinos.
Carmen y Juana, que estaban entonces de vigilia, aseguraban ayer que no hubo enfrentamiento: "El empezó a increpar. Le metió una patada a la cabina y rompió un cristal, pero no hubo más". "Acabamos de verle con una barra de hierro", afirmaban a media tarde.
Seis detenciones
Al caer la noche, una docena de heroinómanos estaba refugiada en la calle Beniferri, muy cerca del parque. Algunos, como José Luis -con un ojo morado- aseguraban que los vecinos los habían golpeado.
"A mi me tienen atemorizada. Además, algunos de los que se manifiestan han sido peristas [compradores de objetos robados] y han vendido droga", afirmaba Isabel. "No me dejan subir a casa a dormir", añadía Juan. "Yo calculo que se cansarán y nos dejarán en paz", pronosticaba Santiago, el más optimista. En la comisaría de Usera han escuchado a vecinos que se quejan de haber recibido amenazas por parte de los drogadictos, pero no se han presentado nuevas denuncias.
Hasta ahora sólo hay dos registradas. La primera fue de Raquel Vela, de 20 años, que acusó a miembros de una patrulla de haberla golpeado con un bate en la cabeza el pasado martes. Esta mujer recibió cinco puntos de sutura. Los vecinos, que respondieron con otra denuncia contra ella y los jóvenes que la acompañaban, aseguran que se hizo la herida al caerse tras tropezar con un escalón.
A juicio de la policía, la situación en San Cristóbal de los Ángeles es de relativa normalidad. "La tensión no ha aumentado", señalan. Aseguran que las patrullas vecinales son pacíficas y van desarmadas. También elogian su colaboración.
Desde que, hace un mes, los vecinos de este barrio de la zona sur tomaron la calle para echar a los camellos y disuadir a los heroinómanos de que se pincharan en público, la policía ha incrementado su cuenta de resultados en este barrio de 16.000 habitantes, situado en el distrito de Villaverde.
Ha realizado seis detenciones por tráfico de drogas -dos de ellas en el poblado chabolista de La Celsa, pero gracias al aviso de los vecinos de, San Cristóbal. En esa ocasión se decomisaron 60 bolsas de medio gramo de heroína-. Ha habido otras tres detenciones por reclamación judicial.
En este tiempo, los agentes han intervenido en San Cristóbal de Los Ángeles 60 gramos de heroína, 21 papelinas y una bolsita de la misma sustancia. Han identificado a un centenar de personas y controlado una decena de coches. También han decomisado dos armas blancas.
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