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El Ejército se despliega en Argel tras suspender el Gobierno el proceso electoral durante tres años

El proceso electoral argelino, paralizado desde el pasado mes de enero, no se reanudará antes de tres años, según se desprende de las declaraciones efectuadas por el presidente del Gobierno, Belaid Abdesalam, ante el Consejo Consultivo Nacional. El jefe del Ejecutivo afirmó el martes ante la Cámara que este plazo es necesario para arreglar el país, al tiempo que aseguraba que la situación es demasiado crítica como para perder el tiempo en juegos políticos. Como primera medida, el Gobierno ha desplegado tropas en Argel y sus alrededores.

"Hace falta abandonar las ambiciones políticas y las especulaciones sobre el futuro durante algún tiempo", afirmó con rotundidad Abdesalam al presentar su programa de gobierno ante los consejeros. Con esta afirmación parece definitivamente descartada la posibilidad de que el Gobierno argelino pueda convocar, antes de diciembre de 1993, las elecciones presidenciales, tal y como había prometido el Ejecutivo anterior en un intento de respetar la Constitución y agotar en sus límites estrictos el mandato otorgado al ex presidente Chadli Benyedid.Para el jefe de Gobierno, antes de establecer la democracia en Argelia resulta prioritario resolver los problemas sociales, económicos y en especial el del terrorismo, para lo que considera necesario, como mínimo, un periodo de tres años. La propuesta de Abdesalam no sorprendió a la Cámara, ya que poco antes del verano, con ocasión de una conferencia de prensa efectuada en el Palacio de Gobierno, había adelantado su intención de congelar el proceso electoral mientras no existieran las condiciones idóneas para su reanudación.

Minutos después, y en el mismo debate, Belaid Abdesalam provocó el estupor de la Cámara cuando aseguró que no existían expedientes sobre la corrupción de la Administración, tal y como había afirmado el anterior Gobierno. El jefe del Ejecutivo aseguró que algunas de las grandes acusaciones de corrupción forman parte de una manipulación, fruto de una pugna política.

En previsión de incidentes ante este periodo de excepción anunciado por Abdesalam y, muy en particular, para hacer frente a un recrudecimiento de la actividad terrorista, el Ejército se desplegó ayer en diversos barrios de Argel. La ofensiva activa contra el terrorismo de inspiración islámica podría desencadenarse en las próximas horas coincidiendo con el fin de semana musulmán, según vaticinan medios políticos de la capital argelina.

Este despliegue de seguridad es el más importante que ha adoptado el Gobierno en Argel desde el pasado mes de enero, cuando se interrumpió el proceso electoral. En los últimos meses han sido asesinadas más de 150 personas, en su mayoría policías, por comandos terroristas.

El importante, pero a la vez discreto operativo de seguridad, está configurado por fuerzas de todo tipo. En algunos casos lo componen soldados imberbes, de reemplazo, que empuñan armas automáticas y que permanecen parapetados detrás de sacos terreros, colocados en algunos puntos neurálgicos de las afueras de la capital, en especial en los cruces de carreteras.

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Unidades de élite

En otros casos, se trata de unidades de élite del Ejército, que con el rostro cubierto por un pasamontañas, patrullan por las calles de la ciudad en vehículos todoterreno, a los que estratégicamente se les ha desmontado la portezuela de atrás para dar más capacidad de maniobra y campo de visión a sus ocupantes. A estas fuerzas hay que sumar los controles habituales que la policía, con uniforme azul, o la gendarmería, verde, mantienen desde hace varios meses en puntos importantes de las carreteras que confluyen en la capital.

Al parecer, el mayor contingente de fuerzas se encuentra apostado en el Este y en el Sur del gran Argel, configurando una zona tampón entre el centro de la ciudad y la región del Mitiya, en cuyos bosques se presume que se esconden núcleos importantes de la guerrilla islámica integrista. Uno de los puntos más importantes está localizado en Baraki, a unos 12 kilómetros de la capital, considerado como, un baluarte del Frente Islámico de Salvación (FIS), al que sólo se puede acceder tras haber salvado los controles policiales y militares. Pero se han visto también otros controles importantes en Bchyarrach, El Harrach, Ued, Smar y Zeralda.

La ofensiva de las fuerzas de seguridad está capitaneada por el general mayor Mohamed Lamari, uno de los cinco militares más influyentes del país, a quien el ministro de Defensa y miembro del Alto Comité de Estado, Jaled Nezzar, colocó al frente de las fuerzas especiales antiterroristas con el encargo de reprimir el integrismo y desarticular la guerrilla islámica. Lamari fue hasta hace un año responsable del Ejército de Tierra, el núcleo militar más importante de Argelia, pero fue destituido y acuartelado por sus declaraciones contra una posible cohabitación entre el Frente de Liberación Nacional (FLN) y el FIS.

En las últimas horas, según asegura la agencia de prensa oficial APS, que cita fuentes de la Gendarmería, se han practicado medio centenar de detenciones en todo el país. Entre los detenidos se encuentran diversos responsables del FIS y de su central obrera Sindicato Islámico de Trabajadores.

"Ha estallado la guerra"

La operación de seguridad desencadenada ayer en Argel fue adelantada el martes por el jefe de Gobierno, Belaid Abdesalam, a los miembros del Consejo Consultivo Nacional, reunidos en el Parlamento de Argel, cuando, en respuesta a una pregunta sobre la lucha antiterrorista, contestó: "Ha estallado la guerra".Pero la primera señal de alerta, y, la más importante, sobre la situación a que estaba abocada Argelia la dio Estados Unidos hace aproximadamente una semana, cuando remitió a su embajada en Argel una nota recomendando a los norteamericanos residentes que no viajaran por el país, al tiempo que aconsejaba a los diplomáticos que repatriaran a sus hijos.

Además de algunos prominentes miembros del Frente Islámico de Salvación (FIS), las fuerzas de seguridad han detenido a dos antiguos responsables de ayuntamientos que fueron elegidos democráticamente en junio de 1990. La nota oficial que da cuenta de estos arrestos tiene especial cuidado en contabilizar a los integristas arrepentidos, que se entregan a las autoridades acogiéndose a medidas de gracia establecidas hace unas semanas en el decreto antiterrorista creado a semejanza del existente en Italia.

El último de los arrepentidos es un imam de la mezquita de Sidi-Okba, al sureste de Argel, quien formaba parte del Consejo Consultivo del FIS, y que se encontraba desde hace varios meses huido de su domicilio, después de que se dictara una orden de detención contra él por pronunciar desde la mezquita sermones virulentos contra el régimen. Esta operación de captación de arrepentidos finalizará el primero de diciembre, según se establece en el decreto antiterrorista.

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