La rebelión de los decibelios
Los jóvenes músicos de este tiempo abusan con frecuencia de los decibelios, y no se dan cuenta de que éstos pueden rebelarse también si no están muy bien metidos y dosificados. Cuando un grupo de media docena de músicos y tres voces cantaoras ataca a toda pastilla, puede ocurrir que la pretendida música se convierta en un barullo regular y el ruido nos impida llegar a oír con la mínima nitidez exigible el noble sonido de los instrumentos. Todo se empasta en un guirigay no, desde luego, gratificante.Algo de esto le ocurrió a José Soto, Sorderita, en este concierto de presentación del primer disco que publica después de su etapa en Ketama. Y ya siento tener que reflejarlo así, pues sigo pensando que él es uno de los más interesantes y creadores músicos de esta generación del llamado nuevo flamenco. En el disco, titulado Motivos, su música está mejor, por supuesto, pero es lógico, ya que en el estudio de grabación a la misma se le puede dar un tratamiento mucho más refinado e idóneo.
José Soto, 'Sorderita'
Colegio mayor San Juan Evangelista. Madrid, 16 de octubre.
Esa música la oímos a ráfagas, pese a todo, en momentos de este concierto. Y nos sirvió para confirmar nuestra creencia de que allí donde aparece más nítida la referencia flamenca -granaína, bulerías- es donde más personal e interesante aparece el trabajo de Sorderita. Ahí es donde su arte puede tener una identificación mis genuina. En esa línea es en la que debe insistir si quiere acreditar su parcela propia en la música de hoy.
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