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Giorgio Strehler celebra que el retraso de su Goldoni terminara en éxito

Giorgio Strehler, director del Piccolo Teatro de Milán, respiró la noche del pasado viernes cuando le comunicaron que, al finalizar la representación en Madrid de su montaje de Le baruffe chiozzotte, de Goldoni, el público aplaudió hasta el agotamiento la tan esperada representación.Por dos días consecutivos, el miércoles y jueves de esta semana, se suspendió el esperado estreno de Le baruffe chiozzotte en el Teatro Lírico Nacional de la Zarzuela, dentro de la programación del Festival de Otoño. El Festival de Otoño argumentó que la causa era un problema laboral entre los técnicos españoles y el Ministerio de Cultura. Los técnicos españoles y el Teatro Lírico Nacional de la Zarzuela señalaron que el problema es que no se había llegado a tiempo por falta de previsión y problemas de montaje, y era imposible hacer más horas extras.

Minutos después de que los ovacionados actores abandonaran el escenario, Giorgio Strehler comentaba por teléfono desde París, adonde se tuvo que trasladar por razones laborales, que había sufrido mucho por no poder estar con su compañía esos días. "A ello hay que añadir que yo tengo una especial querencia por Madrid", comentó. "Sé que los problemas pueden parecer simples, pero en teatro son muchos elementos los que han de conjugarse para que todo salga bien, y eso es muy difícil verlo desde fuera". Strehler emitió en todo momento palabras elogiosas hacia los técnicos españoles: "Me consta que son estupendos y han hecho todo lo que han, podido, y hay que comprender también sus problemas".

El viernes todo quedó resuelto, el estreno fue un éxito, aunque hubo ausencias de famosos y parte de la prensa y crítica especializada, que los dos días anteriores vieron frustrados sus deseos de asistir a la representación de Le baruffe chiozzotte, título cuya complicada traducción podría ser Los barullos (o jaleos) chioggieses (Chioggia es el pueblo en el que transcurre la obra). Este texto ya fue montado por Strehler en 1964 con su mítico Piccolo. Ahora ha realizado una revisión escénica que se estrenó hace dos semanas en la Expo 92, y que levará de gira por numerosas ciudades europeas

"En esta obra, la pequeña ciudad de Chioggla", comentó a este diario su director, "es una metáfora del mundo; allí se nos muestra cómo el hombre siempre está entre la agresividad y la dulzura, entre la tragedia y la felicidad, siempre se sumerge en una situación en la que no falta el contrapunto".

Todos los actores, tras la representación, señalaron que una vez se está en el escenario se olvidan los problemas y se trabaja con la misma ilusión de siempre. Estos profesionales, acostumbrados a hacer triunfales giras por todo el mundo, también coincidieron en señalar que los públicos, aunque sean de distintas culturas y continentes, siempre son terriblemente parecidos.

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