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El bailarín Rudolf Nureyev se refugia en una isla del Caribe

El bailarín y coreógrafo Rudolf Nureyev se trasladó el pasado lunes a su residencia de la isla caribeña de San Martín, en lo que algunos de sus amigos califican ya de "último viaje", según publicó ayer el diario londinense Daily Express. Un vecino de Nureyev en la isla del Caribe ha declarado que "todos creemos, aunque me duele decirlo, que ha venido aquí a pasar sus últimos días. Lo más sorprerdente es que estuvo hace un año y todos comentamos su buen estado físico. Ahora parece acabado".La semana pasada se publicó que el bailarín padecía el sida. A pesar de que amigos íntimos y colaboradores de Nureyev han admitido que el bailarín padece la enfermedad desde hace ocho años, un portavoz de su agente manifestó que el deterioro del bailarín se debe a una operación de pericardiditis a la que fue sometido hace varios meses.

Según una periodista de Today que viajó con Nureyev en el mismo avión que le trasladó a San Martín, el artista, que fue director de danza de la Opera de París hasta el año pasado, tuvo que ser ayudado a subir y bajar del avión, aunque rechazó una silla de ruedas. "Soy prescindible. No quiero hablar más sobre mi mismo", dijo Nureyev, con voz apenas audible, a la periodista de Today.

La última aparición pública de Nureyev tuvo lugar el pasado viernes con motivo del estreno en la ópera de París de su nueva versión del ballet clásico La bayadére, de Petipa. El estreno se convirtió en un apoteósico homenaje a Nureyev.

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