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Juan Pablo II elude la polémica sobre el V Centenario en la isla dominicana

El Papa Juan Pablo II eligió ayer el santuario mariano de Higüey, a 120 kilómetros de la capital dominicana, para celebrar, alejado de la polémica popular, el V Centenario del Descubrimiento de América. El Pontífice cumplía así con su promesa de no revestir con triunfalismo esta conmemoración, contestada con protestas callejeras por grupos de manifestantes. La policía realizó numerosas detenciones.

El Papa viajó ayer Higüey, donde se halla la basílica de Nuestra Señora de la Alta Gracia. Con él viajó allí la mayoría de los obispos latinoamericanos que se encuentran estos días en la República Dominicana para asistir al encuentro episcopal de Santo Domingo, inaugurado también ayer por el papa Juan Pablo II.En la basílica de Higüey no hubo referencias especiales al V Centenario. Fue una eucaristía sencilla que el Papa, como recordó en la homilía, dirigió en su pensamiento a los hombres y mujeres del campo. Del mismo modo, el Papa se refirió a los jóvenes, a los que pidió fortaleza y valentía para no caer en "el hedonismo, la evasión, la droga y la violencia".

Evangelización

La postura del Vaticano ante el Doce de Octubre ya había quedado definida en días anteriores: dar gracias a Dios por estos 500 años de evangelización y no incurrir en un falso pudor, porque, si ha habido "luces y sombras", han sido más numerosas, en su opinión, aquéllas que éstas.En su prédica, Juan Pablo II condenó lo que denominó "la injusticia institucionalizada" en América Latina y subrayó que que la jerarquía eclesiástica no tolerará el disentimiento dentro del clero. Asimismo, el Pontífice dijo que "desde el comienzo de la evangelización, la iglesia católica defendió a los indios, protegió sus valores y su cultura enfrentándose a menudo con la conducta inescrupulosa de algunos colonizadores".

Mientras el Papa se desplazaba a Higüey, el Gobierno dominicano se enfrentó con un día que numerosas organizaciones populares declararon como jornada de "luto nacional".

Lá policía reprimió contundentemente estas protestas, en el curso de las cuales decenas de manifestantes fueron detenidos. Fuentes policiales informaron que jóvenes enmascarados incendiaron neumáticos y protagonizaron enfrentamientos con las fuerzas de seguridad en barrios periféricos enclavados en la zona norte de la capital de la isla, Santo Domingo.

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Hubo marchas, protestas, cierre de comercios, paralización del transporte público, misas populares e incluso una petición expresa al Papa para que, en su homilía de Higüey, condenara el exterminio contra los aborígenes. Higüey, pese a esta petición, fue una reunión exclusivamente eucarística y mariana del Papa con los fieles de esta diócesis.

La única celebración que allí se hizo, como señaló el Pontífice en su homilía, fue la de "la llegada del mensaje de salvación a este continente". Alta Gracia fue el primer lugar de culto mariano en el continente.

El Papa evitó también hacer coincidir la fecha del 12 de octubre con los mensajes, previstos para hoy, que enviará por separado a los pueblos indígenas y afroamericanos del continente.

Desde que llegó el viernes a Santo Domingo, el Vaticano ha sido muy escrupuloso a la hora de programar los actos papales. Juan Pablo acudió el domingo al Faro de Colón pero para oficiar una misa de campaña y ayer se retiró a Higüey evitando así cualquier otro tipo de contactos en la capital que pudiera ser interpretado como una conmemoración al margen de la Eucaristía del 12 de octubre.

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