Una doctrina al gusto de Roma
Cansado de las presiones vaticanas, el teólogo brasileño Leonardo Boff anunciaba el abandono del sacerdocio el pasado junio. Sigo en la Iglesia, pero cambio de trinchera, dijo. La trinchera de la teología de la liberación, impulsada en la conferencia de Medellín (1968), está expectante ante lo que pueda ocurrir en Santo Domingo. El documento de trabajo sostiene que ésta ha de estar fundada en la doctrina social de la Iglesia, la que emana de Roma."En la perspectiva de la nueva evangelización, cobra fuerza entre ellas una teología de la liberación fundada en la doctrina social de la Iglesia, como praxis de liberación, soteriológica y ético-social, capaz de impulsar una pastoral en favor de la justicia social, los derechos humanos y la solidaridad. con, los más pobres", dice el documento, "poco creativo y muy pegado al magisterio romano", según Juan José Tamayo, secretario general de la asociación de teólogos Juan XXIII.
El texto indica que la teología de la liberación ha requerido de una "clarificación doctrinal" por parte del Vaticano, y recuerda las dos instrucciones elaboradas con este propósito por la Congregación para la Doctrina de la Fe, de la que es prefecto el cardenal Joseph Ratzinger. En la última, publicada en 1990, se dice que "los teólogos no tienen derecho a disentir, y, en todo caso, no deben comunicar su disconformidad a la opinión pública".
"Opción por Los pobres"
El documento, no obstante, contiene algunas afirmaciones que dan esperanza al sector progresista de la Iglesia de América Latina. Mantiene que "la opción preferencial por los pobres es de cuño evangélico"; denuncia la situación lacerante que vive ,América Latina, reclamando una solución al "dramático problema" de la deuda externa; reivindica el derecho a un salario justo al tiempo que condena la economía sumergida y subraya "la evidente debilidad y corrupción presentes en la mayoría de las instituciones públicas de nuestros países", circunstancia que genera violencia.
El texto, sin embargo, no cita los asesinatos del arzobispo Óscar Arnulfo Romero y de los seis jesuitas de la Universidad Católica Latinoamericana de El Salvador como pretendían cuatro conferencias episcopales. El perdón por los. errores cometidos por la Iglesia durante el proceso de conquista y evangelización es también menos contundente. Se pide a Dios, no a los indígenas, como han hecho varios episcopados, entre ellos el guatemalteco.
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