_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Apariciones

El fenómeno de las apariciones se intensifica en el otoño: al marqués de Villaverde, por ejemplo, se le ha aparecido un superviviente de cuando ejercía de yerno que le reclama 60 millones por haberle alojado unas gasas asesinas en la caja torácica. Si ustedes cruzan lo que evocan las gasas, que es el tejido del que se hacen las momias, con esa imagen repetida del marqués en la que viste una capa de vampiro que luego también vimos a Pinochet, tendrán la impresión de que un fantasma del pasado ha venido a golpearnos en el acuoso rostro de la memoria.Al PSOE, por su parte, se le ha aparecido el pasado de UCD -la colza- en las puertas mismas del monasterio de Ferraz, donde hace una semana se le apareció el espectro de Nicolás Redondo al espectro de Guerra. Ahora, que para suceso paranormal -o subnormal, según, no sé- la aparición de uno de los ministros de la colza, Martín Villa, diciendo que el PP y el PSOE podrían formar un Gobierno de coalición tras las próximas elecciones, "ya que los modelos de sociedad de ambos partidos se asemejan mucho". Dios mío, 10 años huyendo de lo que éramos para llegar a lo que fuimos. A lo mejor hemos estado caminando en círculo, como los que se pierden en el desierto.

Por cierto, que uno de los asesinos de Atocha se ha aparecido en todo su esplendor y quiere meternos a todos en la cárcel, empezando por el director de las cárceles. Y además el fantasma de la pobreza, que parecía tan antiguo como el marqués de las gasas putrefactas, se nos aparece cada vez que abrimos la nevera. Y en estos comienzos del otoño, con los primeros escalofríos de la temporada y la aparición de los autobuses escolares, nos ha brotado en el estómago el mismo nudo de angustia de entonces y hemos tenido la impresión de que también para nosotros ha empezado el colegio.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_