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Aviones de EE UU y Francia rompen hoy, después de un mes, el cerco de Sarajevo

Estados Unidos y Francia tratarán hoy de encabezar la campaña para salvar a Sarajevo del hambre y el frío enviando dos aviones Hércules con alimentos y medicinas a la asediada capital bosnia. Dada la magnitud de las necesidades de sus 380.000 habitantes, la operación constituirá una minúscula contribución. Eso sí, tendrá un enorme valor simbólico: al tomar la iniciativa, Washington busca alentar a los países europeos a reanudar el puente aéreo interrumpido hace un mes tras el derribó de un avión italiano.Paralelamente, el presidente de Estados Unidos ha solicitado a las Naciones Unidas que decrete una zona de exclusión aérea sobre Bosnia-Herzegovina, al objeto de impedir los vuelos militares serbios. Bush se manifestó ayer decidido a presionar con una serie de medidas para poner fin a la guerra en la extinta Yugoslavia. "Si Naciones Unidas nos lo pide, Estados Unidos participará en la puesta en marcha de estas medidas", comentó, al tiempo que alertaba sobre el temor a que, con la llegada del invierno, "miles de inocentes mueran de frío".

Mientras en Zagreb se ultimaban los detalles para el despegue de los Hércules, en Sarajevo se multiplicaban los síntomas de que toda ayuda, cualquiera que sea su volumen, va a resultar demasiado tardía. Incluso si levantara el sitio y cesaran los bombardeos, millares de personas corren el, riesgo de perecer de frío, hambre y enfermedades. Ayer se agotaron las últimas reservas de agua y, con las nevadas a la vuelta de la esquina, va a ser virtualmente imposible reparar la red eléctrica antes del próximo año.

Las perspectivas de una tregua de invierno propuesta por el presidente bosnio, Alia Izetbegovic, en la conferencia de Ginebra esta semana son cada vez más precarias. Contrariamente las declaraciones de la delegación serbia, las fuerzas de Belgrado están reforzando posiciones en torno a Sarajevo, según el comandante de la fuerza de protección (le las Naciones Unidas (Unprofor).

Poco optimismo

En una entrevista con corresponsales de medios españoles, el general egipcio Hussein Abdul Razek declaró: "Existen preparativos para combates y todo parece indicar que la situación va a empeorar, a menos que los dos lados escuchen el clamor de paz de la población. La situación no es nada alentadora. Los serbios se están movilizando con piezas de artillería y munición".

El fornido general, de 52 años, es la personificación del escepticismo frente a las iniciativas diplomáticas. Los acuerdos políticos, dice, son una cosa y las acciones de los mandos militares, otra totalmente opuesta. "El desafío es conseguir conectar estos dos puntos", añade. No es difícil advertir que el general tiene poca confianza en una próxima solución y parece resignado a continuar esperando la llegada de los 6.000 solados del contingente adicional de la ONU.

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