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Collor luchará hasta el final por la presidencia

El vicepresidente de Brasil, Itamar Franco, de 61 años, sucederá el próximo lunes en la presidencia de la nación a Fernando Collor de Mello, de 43 años, tras su abrumadora derrota de la noche del martes en la Cámara de Diputados en Brasilia. Los votos de 441 diputados contra sólo 38 favorables a Collor de Mello pusieron en marcha el inédito mecanismo de destitución del presidente, que el Sena, do deberá aprobar de forma definitiva en un plazo máximo de 180 días. El portavoz de Collor, Etevaldo Días, dijo ayer que el presidente no dimitirá. "La palabra dimisión no figura en su vocabulario". Pasada la explosión de alegría popular por, la votación a favor del proceso de destitución de Collor, Brasilia recobró ayer la calma.

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Se ha puesto en marcha el mecanismo para suspender a Collor de sus funciones como presidente. La falta de precedentes de un caso semejante, el primero en la historia de Brasil y de América Latina, hace que existan vacíos legales. Los abogados de Collor apuntaron días atrás la posibilidad de agotar todos los recursos para impedir el cese inmediato del presidente. El abrumador veredicto de la Cámara de Diputados debe haberles quitado las ganas de sacar a relucir artimañas legales, que obligarían a intervenir al Tribunal Supremo Federal.

Collor no está dispuesto a dimitir y ayer desempeñó sus funciones de presidente casi como de costumbre, en espera de que le llegue la notificación del Senado, que supone su destitución provisional y apertura del juicio político. Esto ocurrirá el lunes próximo, a petición del vicepresidente Franco en una reunión del Senado celebrada anoche en Brasilia. El motivo de dicho retraso se basa en la necesidad del futuro presidente provisional de organizar su Gabinete.

El todavía presidente llegó al palacio de Planalto a las 8.40 de la mañana hora de Brasilia (12.40 en España), pero su asiento quedó vacante en una reunión en la que participaron los ministros dimitidos de su gabinete y líderes parlamentarios afines.

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La Constitución brasileña regula en su artículo 86 la acusación contra el presidente, pero las normas son muy generales y faltan detalles sobre el procedimiento concreto. Según el artículo 86, el presidente, tras la decisión de la Cámara de Diputados, será sometido a juicio de responsabilidad en el Senado y quedará suspendido en sus funciones "después de la instauración del proceso por el Senado Federal". No se define cuándo se produce la instauración del proceso.

El Senado recibió ayer la notificación de la Cámara y se constituyó una comisión especial de 21 miembros. Los juristas especulan con la posibilidad de que Collor no quiera recibir la notificación y qué ocurriría en este caso. Estas reflexiones parecen producto de la labor de obstrucción intentada por Collor y sus abogados hasta la votación en la Cámara. Ahora las cosas han cambiado y, aunque el presidente no dimita e insista en defenderse ante el Senado, no existe base legal y carece de la más mínima legitimidad para obstruir la entrega de la presidencia a su vicepresidente. Si Collor resiste en el cargo hasta la sentencia definitiva del Senado, Brasil tendrá algún tiempo dos presidentes. Se especula con los problemas que pueden plantearse, de tipo protocolario, sistemas de seguridad y residencias.

Parece que durante el proceso en el Senado, el sueldo de Collor quedará reducido a la mitad. Esto significa que sus ingresos mensuales pasarían a ser unos 1.000 dólares al cambio actual (unas 100.000 pesetas).

Residencia oficial

Tendrá el presidente suspendido el derecho a la residencia oficial en el palacio de La Alvorada, pero Collor nunca lo usó y no parece que vaya a hacerlo ahora. Seguirá en la casa Da Dinda, residencia familiar que es una de la fuente de sus desdichas desde que se descubrió que los 2,5 millones de dólares (250 millones de pesetas) que costó la construcción de sus jardines fueron pagados con cheques de su ex tesorero de campaña Paulo César Farias, más conocido por PC.

La seguridad de Collor se mantendrá como hasta ahora, hasta el momento en que el Senado le destituya de forma definitiva.

Collor no fue capaz de defenderse ante la Cámara de Diputados y tampoco parece que vaya a poder hacerlo ante el Senado. Todo parece indicar que existe un temor fundado a lo que Farias podría sacar a relucir. Los problemas de Collor aumentarán cuando pierda de forma definitiva la presidencia y la policía empiece a investigar sobre sus actividades.

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