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La caída del Indiana Jones de la política amazónica

El abuso de los viejos métodos para lograr la modernidad acaba con Collor

Con la caída del presidente Fernando Collor de Mello, de 43 años, Brasil, el quinto país más grande del mundo, se libera de un hombre que llegó al poder por la vía de una brillante operación de mercadotecnia política e instaló en sus aledaños una auténtica mafia que rompió todos los esquemas de corrupción en uso hasta la fecha. La trayectoria política y personal de Collor haría las delicias de un guionista de telenovela brasileña. Como tantas otras veces en América Latina, con el presidente Fernando Collor de Mello la realidad ha superado con mucho a la ficción.

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Puede decirse que nació en la política este hombre de 1,90 metros de estatura, aspecto de galán de telenovela y ademanes mussolinianos, mezcla de playboy internacional y pijo carioca, con aires de yuppy, pero con métodos de cacique rural nordestino. El abuelo del presidente suspendido, Lindolfo Collor, fue ministro del legendario presidente populista Getulio Vargas, quien -en un paralelismo no desdeñable- se suicidó en la presidencia de un tiro al corazón, acosado por políticos, militares y la prensa de la época, tras haber superado una petición de destitución.Su padre fue el senador Arnon Mello, un cacique del pobre estado nordestino de Alagoas, donde llegó a montar un imperio local de medios de comunicación con un periódico y emisoras de radio y televisión. El padre adquirió triste notoriedad cuando el año 1963 mató de un tiro a otro senador en pleno Senado. Para mayor inri, Arnon Mello no mató al senador que pretendía, un enemigo político. Falló el disparo y la víctima fue otro. Su hijo Fernando todavía iba al colegio en Río y tenía 14 años.

Vivió Collor en la nueva capital brasileña en los años de los pioneros y allí estudió economía y periodismo. De esa época se recuerdan sus juergas de niño bien: legendaria se hizo su incontinencia en todos los órdenes. Las declaraciones de su hermano Pedro a la revista Veja confirmaron el consumo de cocaína, sólo una parte de los rumores que circulaban de boca en boca en Brasilia.

A los 26 años se casó, tras un noviazgo de siete meses, con Lilibeth Monteiro de Carvalho, heredera de una gran fortuna. Los cronistas sociales de Río de Janeiro no cabían en sí con la boda del siglo en la capital carioca. Tuvieron dos hijos varones y el matrimonio duró casi seis años. La joven esposa no soportaba el ambiente estrecho y provinciano de Alagoas y pasaba más tiempo en Río que en la capital nordestina, donde Collor había instalado su feudo político.

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Ironía histórica

A los 29 años inició su carrera política como alcalde de Maceió, la capital del feudo familiar de Alagoas, nombrado a dedo en los días de la dictadura militar. En 1982 fue diputado federal por el derechista Partido Democrático Social (PDS) y tres años más tarde ganó la elección a gobernador de Alagoas con el centrista Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB). Desde esa plataforma de gobernador se lanzó a tomar la presidencia por asalto, para lo que fundó un partido con un nombre que ahora suena a ironía histórica, el Partido de la Reconstrucción Nacional (PRN).

Con una imagen de joven incontaminado, debelador de la corrupción y garante de un programa de modernización para Brasil, Collor pulió su imagen de cazador de marajás, funcionarios parásitos que viven de los fondos públicos. Factor decisivo de su campaña fue el apoyo de la red de televisión Globo. El gran zar de la cadena, Roberto Marinho, apostó por el joven candidato, para impedir la llegada a la presidencia del populista Leonel Brizola o el socialista Luis Ignacio, Lula, da Silva. La gigantesca Globo, con sus telenovelas y su telediario de las ocho de la noche, es un factor de integración nacional, casi el único en todo el continente brasileño, desde las playas de Ipanema a los poblados indígenas del Amazonas.

Sin escrúpulos, violento y contradictorio, Collor conquistó la presidencia. No vaciló en recurrir a los métodos más rastreros, como sacar una entrevista en la televisión con la ex-amante de su contrincante Lula. La mujer declaró que la hija natural que tuvo con Lula, que vivía con el contrincante de Collor, había nacido contra la voluntad del padre, que se había empeñado en que abortara. Lula no se repuso del golpe bajo y su hija tuvo que someterse a tratamiento psicológico. Los responsables de la campaña de Lula no quisieron sacar a relucir un informe que vinculaba a Collor y sus amigos de Brasilia con la muerte en extrañas circunstancias de una chica durante una juerga.

Con la llegada a la presidencia, Collor no rompió lazos con el tesorero de su campaña, Paulo César Farias, más conocido como PC, quien extendió una red mafiosa de recaudación con la que se financiaban los gastos y extravagancias de Collor y su segunda mujer, Rosane, una joven hija de otro cacique alagoano. Los Malta tienen una tradición de muertes y violencia como método para dirimir sus conflictos y enfrentamientos.

"Soltera, casada o viuda"

Acusada de desviar fondos para sus familiares, Rosane fue uno de los escándalos que jalonó los 930 días de presidencia de Collor. El presidente se quitó el anillo para demostrar el distanciamiento con su esposa y la pareja presidencial pasó varias semanas separada. Narra un libro aparecido estos días en Brasil que todo se arregló cuando el padre de Rosane llamó a Collor para advertirle: "Hija mía, sólo soltera, casada o viuda". La advertencia parece que surtió efecto y Collor alejó de su cabeza la idea de divorciarse.

Farias puso en marcha el famoso esquema PC encargado de recaudar fondos con coimas, comisiones ilegales y toda clase de prevaricación y tráfico de influencias. Circula la cifra de 100 millones de dólares que Farias tendría que devolver de impuestos no pagados. De ser cierto, no parece descabellado la historia que se oye en Brasilia de que el grupo de Farias celebró no hace mucho una fiesta para conmemorar que había conseguido reunir ya mil millones de dólares.

La idea que se maneja en los medios bien informados de Brasil es que el famoso esquema PC estaba dirigido no sólo a financiar la vida de Collor, sus familiares y la pandilla conocida como la mafia de Alagoas, sino a sentar la base económica para futuras campañas presidenciales. El plan trataría de llevar a Collor de nuevo a la presidencia tras un éxito en su Gobierno que hiciese posible una reforma constitucional para permitir la reelección.

Paradojas del destino

El tiro salió por la culata y Collor perdió la presidencia, precisamente cuando había logrado formar un Gabinete de muy buen nivel, considerado de los mejores que ha tenido Brasil en su historia. Paradojas del destino. Collor cayó derribado al no poder resolver la contradicción entre su plan de modernización para incorporar a Brasil al primer mundo, donde correspondería estar a un país de su potencia, con los métodos más retrógrados y arcaicos. La corrupción de la república de Alagoas, instalada por Collor y los suyos en Brasilia, rompió todos los moldes. Las comisiones ya no eran el usual 10%, sino que subieron hasta el 40% y la voracidad de los alagoanos no tenía límites.

Todo estalló con la disputa cainita entre los hermanos Fernando y Pedro Collor en una disputa en la que se mezclan, como no podía ser de otra forma en este Dallas del subdesarrollo, sexo, dinero y hasta la afición a la cocaína de unos niños bonitos de Brasilia. Ya lo dijo doña Leda Collor, la matriarca de la familia, que yace en coma en un hospital de Río con el corazón roto y tal vez descerebrada desde hace dos semanas: "Los hijos son como las setas; una los trae al mundo y se esparcen por cualquier lado".

Tras la caída de Collor se ha destapado la olla de informaciones y, si insiste en permanecer en el cargo de presidente suspendido hasta que el Senado lo eche definitivamente, en las próximas semanas saldrán a relucir historias aún más truculentas sobre este hombre a quien un día el presidente de Estados Unidos, George Bush, comparó con Indiana Jones.

El diario Folha de Sao Paulo de ayer informaba que Collor ha sufrido varias crisis maniaco-depresivas durante su mandato y que este dato había sido mantenido en secreto por sus edecanes militares, que en alguna ocasión tuvieron que sacarlo con ayuda de medicamentos de una crisis. Días atras, el diputado Gastone Ritghi, uno de los jefes de su tropa de choque parlamentaria declaró, según la revista Veja, que Collor se suicidaría cuando le cayese encima la destitución.

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