España y Francia temen la presión demográfica en África del norte

Las delegaciones ministeriales española y francesa se separaron ayer convencidas que, en el mejor de los casos, se podrá frenar pero nunca detener la emigración ilegal magrebí a Europa que irá en auge a causa de la presión demográfica en el norte de África. La inestabilidad en Argelia, en opinión de la mayoría de los expertos, se saldará con la toma del poder por el Frente Islámico de Salvación (FIS) y el exilio de decenas de miles de personas.

El ministro francés de Asuntos Exteriores, Roland Dumas, que junto con su homólogo español, Javier Solana, presidió el seminario ministerial, expresó de entrada su "preocupación" ante un Magreb sumido en "el paro, el peso de la deuda, una fuerte inflación y todo ello agravado por un fuerte empuje demográfico que hace que al menos de la mitad de la población tenga menos de 20 años". "Hay que dar a esa juventud una esperanza", añadió.Con ese propósito España y Francia se comprometen en el comunicado final a incrementar la eficacia de la cooperación" que llevan a cabo en el Magreb y a "mejorar la coordinación" pero, en contra de lo que sugería el documento español de trabajo, no se ha ni anunciado ni siquiera identificado ningún proyecto común de ayuda al desarrollo en África septentrional.

Solana reveló que el Gobierno está haciendo gestiones para animar a Marruecos a tomar medidas para impedir la salida de pateras de su costa rumbo a España, pero rehusó precisar en que consistían. "Si las relaciones son buenas", añadió, "uno tiene la esperanza de que las gestiones tengan buenos resultados".

Aunque parecen el aspecto más espectacular y trágico del problema, las pateras son, según los colaboradores del ministro de Interior, José Luis Corcuera, el menos grave.

El grueso de los inmigrantes no llegan a España a través del estrecho de Gibraltar sino qué proceden de Portugal o entran legalmente con un visado de turista y se quedan tras su expiración.

Evasivas de Corcuera

Preguntado sobre si los consulados españoles no otorgaban visados con demasiada facilidad, el ministro Corcuera contestó con evasivas. Recalcó después que el acuerdo que firmó en febrero con su homólogo marroquí, Driss Basri, sobre readmisión de ilegales de terceros países, "es una pieza clave" en la lucha contra la inmigración salvaje pero "se aplica con muchas dificultades".

Durante los seis primeros meses Rabat se negó a acoger a un sólo ilegal y desde agosto ha aceptado a 200, según el ministro. "La Europa fortaleza es algo imposible", reconoció.