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PRESUPUESTOS GENERALES DEL ESTADO PARA 1993

El Gobierno asume el coste electoral del presupuesto de 1993, que considera el más restrictivo en 20 años

"La economía es la que es y no se le ocurre pensar si estamos o no en un año electoral, pero la obligación del Gobierno es decírselo a los ciudadanos", aseguró ayer el ministro de Economía, Carlos Solchaga, tras exponer el presupuesto de 1993, que calificó como "el más moderado de los últimos 20 años". Ese coste electoral, que el Gobierno asume según Solchaga, tiene sus principales exponentes en una tasa de paro del 18,9%, una destrucción del empleo del 1,3%, un crecimiento económico del 1%, una recomendación de subida salarial de sólo el 4% y la congelación de la tarifa del IRPF, que elevará la cuota de este impuesto a todos los que logren mejoras de renta en 1993.El desempleo es, de estos factores, "el tema más difícil y doloroso para el Gobierno", según aseguró Solchaga, quien intentó restar importancia al bajo crecimiento económico previsto pues, a su juicio, "estamos mejor que la media de la Comunidad Europea este año y también, probablemente, en 1993". La recomendación de subir los salarios "un 4% o poco más" no será, según el ministro, muy difícil de cumplir en el conjunto de la economía y está garantizada en el sector público, toda vez que ése es el tope máximo que está dispuesto a aceptar en la mesa de negociación con los funcionarios. Estos, además, no se beneficiarán el próximo año de la garantía de recuperar la desviación de la inflación en 1993 en sus subidas de salario de 1994, pues el Gobierno ha anulado esta especial cláusula de revisión salarial de los funcionarios. La congelación de tarifas del IRPF ya fue anunciada en julio y, según el ministro, sigue siendo menos gravosa para los ciudadanos que la existente en 1991.

Ola de recesión

Tras asumir el coste electoral de este presupuesto y de las previsiones económicas, Solchaga subrayó de forma insistente que España es un país pequeño y que estamos en medio de "una crisis económica internacional mucho más importante de lo que nadie podría prever". A su juicio, "cuando hay una ola fortísima de recesión no se puede frenar en una economía pequeña con medidas de corte keynesiano", es decir, con aumentos de gasto por parte del sector público que tienen la intención de reactivar la economía. Concluyó que lo mejor que se puede hacer en esta situación es corregir los desequilibrios (la inflación y los déficit público y exterior) para que la recuperación "se produzca por la mejora de las expectativas empresariales y no con un gasto público que no podemos pagar o con tipos de interés tan bajos que no sostengan la peseta".Ante este diagnóstico de economía pequeña inserta en los vaivenes de la crisis, Solchaga defendió un presupuesto que, según dijo, pretende cumplir los compromisos del programa de convergencia a costa de recortar muchos programas. Del carácter restrictivo del presupuesto sólo se salvan las pensiones, la deuda pública y las prestaciones por desempleo, tal y como estas últimas quedaron después del contestado decreto del mes de abril. El presupuesto también respeta los compromisos que ha adquirido el Estado con las restantes Administraciones públicas (comunidades autónomas, ayuntamientos y Comunidad Europea) y después hace una lista con las siguientes prioridades: Sanidad; inversión pública, con el objetivo de mantener el 5% del PIB previsto en el programa de convergencia; Justicia; Educación y Agricultura. El resto, añadió, o permanecen estables o sufren recortes.

Ya en los detalles del presupuesto, anunció un aumento de los impuestos especiales que soportan el tabaco y la cerveza.

Recurso del Estado

El ministro reiteró su compromiso de devolver todo el recurso del Estado al Banco de España por la vía de nuevas emisiones de deuda pública, aunque reconoció que la tormenta monetaria pone aún más difícil la colocación de nuevos títulos.El acto tradicional de entrada de los presupuestos en el Congreso ha tenido este año algunas variantes de escenografía. La furgoneta con los 90 volúmenes que integran los distintos apartados llegó al patio central del Congreso como cada año. Se esperaba a continuación la entrega de los presupuestos a la Cámara. Sin embargo, en esta ocasión el servicio de prensa se esforzó para evitar la tradicional fotografía del ministro junto a la furgoneta. Antes de su llegada, los volúmenes -60 tomos, con un total de 25.000 páginas y 61,5 kilos de peso- fueron descargados y colocados en dos carros. Allí sí, Solchaga sonreía mientras los periodistas disparaban sus cámaras. Alguien gritó: "Ministro ¿pesan mucho?". La respuesta de Solchaga fue elocuente: "Si usted supiera...".

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